La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Huya del ruido de los medios de comunicación ¿Por qué?

Paula Hernández - Martes, 09 de Enero

Sí, ¿y esto por qué? "Los medios de comunicación se apresuran a presentarnos una crisis tras otra, junto con constantes preocupaciones económicas y políticas. Con la ayuda de Internet y muchas estaciones de televisión, las malas noticias circulan por el planeta en poco tiempo. Con el giro correcto, las malas viejas y simples Las noticias comienzan a parecerse cada vez más a una catástrofe inminente y, para muchos inversores, ¡la razón perfecta para vender sus acciones! Las buenas noticias, por otro lado, pasan desapercibidas en gran medida, ya que parecen representar una fuente menos valiosa para las calificaciones y los clics".- François Rochon

Chema es el gerente de una empresa de jamones y derivados de la comarca de Guijuelo (Salamanca). Afable, campechano, trabajador neto y nato, solidario habla de la socialización de la crisis. "Ni los pequeños pueblos están a salvo. La globalización económica es una globalización de las modas, usos y costumbres, aunque ahora descarga sus más iras contra los débiles que contra los poderosos. Es decir, lo de siempre. Los abuelos de mis abuelos siempre ayudaron a los más necesitados en éste y en otros pueblos de España. Entonces no había comedores sociales y los que necesitaban la ayuda de los demás para comer eran pobres de solemnidad, pobres de verdad. Los pobres de hoy son diferentes, víctimas de un consumismo atroz y de la acumulación de deudas impagables, pero, igualmente, necesitados de ayuda urgente. Hace 50 años en España muy pocos sabían lo que era el consumismo y, mucho menos, el endeudamiento. Además, las deudas que se contraían se pagaban. Y punto..."

"Hace 50 años en los pueblos no había ciclos económicos relevantes. La gente vivía, vivíamos con trabajo, esfuerzo y ahorro. Desde hace unos años, la corrupción política y económica; la cultura del pelotazo; el espejismo letal del ladrillazo (todos nos hemos creído ricos por vivir dentro de cuatro paredes o, lo que es más grave, por ser dueños del espacio que hay entre cuatro líneas de pintura, que marcan el territorio donde aparcan los coches); la ley del mínimo esfuerzo para conseguir el máximo beneficio y el desprecio al ahorro han invertido la escala de valores de nuestra sociedad..."

"¿Y ahora qué? Desde hace algunos meses no leo periódicos, no veo la televisión, no escucho la radio. Cuando llego a la empresa conecto mi ordenador con una emisora de música clásica, sólo escucho música clásica. Por las tardes, ya después de haber terminado mi horario, me voy al campo con mi perro y mis prismáticos. He aprendido a percibir cosas que muchos no perciben y a valorar sensaciones y sentimientos que la mayoría ni entiende ni valora..."

"En esta empresa de jamones trabajamos 12 empleados. El dueño, aunque jubilado, sigue viniendo todos los días. Los 12 empleados arrimamos el hombro, porque sabemos que fuera hace mucho frío. Fuera, digo, no sólo en lo meteorológico. También, en lo social, en lo humano, en el desempleo voraz. Son momentos de incertidumbre y horas bajas en Guijuelo, como en otras zonas de España. Sabemos, desde pequeños, que hay que arrimar el hombro. Sabemos, también, que ni los políticos ni los banqueros ni los sindicatos nos van a ayudar en esta tarea diaria. Por eso sólo escucho música clásica..."

Sara D. es economista y trabaja en una importante Gestoría de Madrid. "Antes me gustaba la Bolsa, hasta que perdí lo invertido (muy poco) y descubrí que en ese mundo, en el de la Bolsa, siguen los tejemanejes de siempre y que los valores suben o bajan antes de que se publiquen las noticias que tiene que provocar el alza o la baja..."

"Vivo con mi madre viuda. Mi madre ha pasado una temporada presa del miedo y de los nervios ¿De verdad me van a quitar las pensiones? ¿Has visto lo que dice la tele de las pensiones y de los médicos? ¿Has escuchado la radio? ¿Qué es eso de la prima de riesgo y de la intervención de España? ¿De verdad vamos a pasar hambre?..."

"He decidido no ver la televisión, no leer periódicos, no escuchar la radio. Desde entonces, mi madre duerme más tranquila..."




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