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Informe al Presidente del Gobierno

Santiago Niño Becerra - Martes, 22 de Julio Señor Presidente del Gobierno del Reino de España. Como economista, y con la intención de contribuir a la toma de conciencia de la situación en la que se halla la economíт­a española, me permito remitirle un pequeño informe sobre su estado.

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Es un lugar común decir hoy -no ayer, cuando también lo estaba- que la economíт­a española se halla en crisis. Esta crisis, en el caso de España tiene un doble componente: uno es sistémico, pero el otro es especíт­ficamente español.

El primero, el sistémico, es global y es fruto de cómo ha estado evolucionando el modo de producción en los últimos cincuenta años; sobre todo, en los últimos diecisiete; y especialmente entre los años 2003 y 2007. Ha sido una evolución gracias a la que se ha generado un espectacular incremento en el PIB de un gran número de paíт­ses, pero ese crecimiento ha ido aparejado, por el lado de la oferta, de un, también espectacular, desperdicio de recursos y, por el lado de la demanda, de un desmesurado aumento en la deuda privada.

En estos años, Señor Presidente, el PIB ha crecido, y la tasa de ocupación también, pero al precio de aumentar el endeudamiento hasta niveles fíт­sicamente insostenibles (subrayo “fisicamente”), y de consumir recursos no siempre con criterio productivo, es decir, sin tener en cuenta ni lo eficiente de su utilización, ni el impacto del creciente consumo sobre la oferta total de tales recursos.

En la economíт­a española estas tensiones sistémicas han influido y están influyendo especialmente debido a que la española es una economíт­a tremendamente dependiente del exterior, tanto desde el lado del suministro de los inputs necesarios, como por el de los destinos de los outputs producidos, es decir, problemas en la obtención de los inputs necesarios y precios al alza de los mismos, asíт­ como reducción de los consumidores de los bienes y servicios generados por la economíт­a española, desencadenan impactos mucho más negativos que en otras economíт­as debido a sus carencias internas y a sus debilidades estructurales.

Debido a tal dependencia la economíт­a española se halla particularmente indefensa ante esta crisis que ya ha comenzado y, también debido a ello, padecerá más intensamente las consecuencias que de ella se deriven.

Pero existe otro componente que es especíт­ficamente español. Su origen es muy antiguo, nace en el siglo XIV, y aunque a lo largo de la historia su manifestación ha ido variando, la razón de su existencia siempre ha sido la misma: la ausencia de un espíт­ritu, antes, comercial, emprendedor y burgués, capitalista, más tarde, eficiente hoy, que, apoyado en una administración no acorde con los tiempos, pusiera en marcha un proceso orientado a la proyección económica que redundara en la creación de un autentico bienestar para su población, algo que síт­ sucedió en otras economíт­as. Evidentemente no se puede cambiar la historia, pero esto debe ser tenido en cuenta ya que las consecuencias de aquellos procederes hoy nos están influyendo desde el pasado.

Fruto de este pasado, España ha ido conformando un modelo económico con una baja tasa de actividad en comparación con otras economíт­as pero, a la vez, incapaz de absorber a toda la población activa española; un modelo generador de un PIB de medio y bajo valor añadido en subsectores maduros o ya propios de economíт­as mucho menos desarrolladas; un modelo intensivo en empleo de incorrecta cualificación y de baja productividad debido a que la gran mayoríт­a de sus empresas dedicaban reducidas dotaciones a la inversión; un modelo financiado con endeudamiento y cuajado de expectativas especulativas. Una combinación que explica la bajíт­sima competitividad económica de España y la alta inflación generada en el paíт­s, extremos que la existencia del euro ha puesto más dramáticamente de manifiesto.

Podríт­a dar docenas de datos, Señor Presidente, pero Ud. tiene todos los que necesita, simplemente y a fin de ilustrar mis palabras, uno que tiene una especial significación: el primer cálculo fiable de la tasa de pobreza en España fue elaborado durante el períт­odo del primer Gobierno que formó el partido políт­tico del que Ud. es miembro: en 1982 la pobreza afectaba al 20% de la población española, veintiséis años después y tras muchos Gobiernos de distinto color, la tasa de pobreza continúa siendo prácticamente la misma; muestra de que un mal muy grave afecta a la economíт­a española y porcentaje que resume gran parte de sus carencias.

Además, durante los últimos quince años, al calor del crecimiento (a crédito) mundial, España se ha beneficiado de un hecho cualitativo muy significativo: ha estado de moda, lo que ha supuesto beneficios indirectos, aunque muy jugosos, que ahora van a desaparecer.

¿Qué va a suceder a partir de ahora?. Aceleradamente la economíт­a española, hasta ahora enraizada en la construcción, en el turismo, en el automóvil, en el endeudamiento fácil de empresas y familias, en el empleo y subempleo generador de bajo valor, irá involucionando, implosionando, a medida que cantidades ingentes de factor trabajo se vayan demostrando innecesarias al dejar de ser necesarias las actividades en las que participaban, lo que ocasionará el hundimiento del crecimiento y el aumento espectacular del desempleo del factor trabajo; a la vez, y como consecuencia de ello, la recaudación fiscal se desplomará, lo que llevará a la caíт­da del gasto público justo en el momento en el que más necesario seríт­a.

Añadamos a lo anterior la práctica desaparición de las transferencias de fondos comunitarios (los distintos paíт­ses, en una atmósfera generalizada de crisis tenderán a procurar para ellos mismos), la carencia global de recursos, la dependencia española del exterior, los altíт­simos niveles de deuda de la banca española y los casi 46 millones de habitantes que España tiene, y el resultado es un panorama económico y social desolador.

Ante esta situación, ante esta cadena de efectos negativos, la única opción es, independientemente de banderas políт­ticas, desarrollar aquellas medidas que minimicen los impactos de la crisis. Evidentemente hay que garantizar un míт­nimo de subsistencia, pero adaptando la población demográficamente existente a lo económicamente necesario.

A nivel de fomento estatal, ayudar a aquellas actividades que vayan en la líт­nea de la mejora productiva y, en concreto, potenciar aquellas que busquen la reutilización, el reciclaje, la reparación, la rehabilitación, la recuperación; evidentemente, fomentar todas las iniciativas que mejoren la distribución -logíт­stica- a fin de contribuir positivamente a la productividad y, en la medida de lo posible, abordar aquellos desarrollos biotecnológicos que tengan grandes impactos tanto en la mejora de la productividad como del estándar de vida de la población.

Difíт­cil. Difíт­cil porque el impacto global va ser demoledor y nadie ha vivido algo asíт­. Saldremos y nos recuperaremos, cierto, pero ni tenemos la certeza de cómo estaremos al final, ni ya nada volverá a ser como fue ni a hacerse como se hizo: los motores de la futura recuperación serán la productividad, la eficiencia y la optimización, y lo necesario será lo único importante. Y la economíт­a española no está preparada para funcionar asíт­. Difíт­cil, como decíт­a.

PS. Ojala el díт­a 14 de Agosto Ud. y su Gobierno tengan tino en decidir lo que verdaderamente sea más acertado a la situación que estamos iniciando.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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