La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Knockin” on Heaven"s Door

Santiago Niño Becerra - Jueves, 13 de Marzo Lo peor que ante una situación puede suceder es no saber que hacer.

Es eso que, en términos coloquiales, se dice: “Haber perdido el Norte”. Pues esto es, precisamente, lo que desde hace años está sucediendo en la Economíт­a (con mayúsculas) internacional: no se sabe que hacer.

Es como en la obra de Garcíт­a Márquez, “La crónica de una muerte anunciada”. Se ha estado tirando de crédito porque era la única manera de conseguir un crecimiento económico rápido y abultado, y el único modo de obtener rendimientos espectaculares y deslumbrantes. Pero ese crecimiento ha sido débil, y esos rendimientos ficticios. Ahora, Uds. lo han leíт­do en lacartadelabolsa: hemos llegado al final, estamos en el final, los que mueven los hilos del poder económico y financiero quieren prolongar ese final: unas semanas más, unos meses más, y lo conseguirán, pero saben que hemos llegado al final: es “A bout de soufflé” (Jean-Luc Godard, 1959).

Lo saben, y nos lo están diciendo para que nos vayamos haciendo a la idea. Pero la gente, el pueblo, los votantes, no pueden hacerse a la idea porque no saben los porqués, porque ignoran como hemos llegado a este final, porque desconocen porqué estamos en el final. Les prometieron tantas cosas !, les contaron tantas maravillas ! “They used to tell me I was building a dream, and so I followed the mob” (“Brother, Can You Spare a Dime”, Yip Harburg, Jay Gorney, 1931).

Quieren que dure, quieren que la situación se prolongue unos meses más, ¿para salvarla?, ¡que va!: ellos (sinceramente, pienso que en ese mundillo hay poquíт­simas “ellas”) saben que la situación es insalvable, el problema, la tragedia, es que saben que nada se puede hacer porque no hay nada que hacer: el modelo que hemos estado siguiendo se ha agotado, y el sistema que nos ha estado acogiendo se está agotando, por eso lo que está llegando es una crisis sistémica.

La FED, el BCE, el Bank of England, el Bank of Canada, el Swiss National Bank, coordinan medidas, tomas decisiones conjuntas. Se inyecta pasta -por un tubo- en el sistema (le llaman liquidez, ¿pero si es virtual?: “Virtuosity”, Brett Leonard, 1995); se permite adquirir deuda pública USA utilizando como garantíт­a tíт­tulos subprime y similares que no valen ni lo que vale el papel en el que están impresos; se bajan los tipos de interés, más, y más, y más aún. ¡Y ellos saben que todo esto, y todo lo que se les ocurra no va a servir de nada!; saben que será flor de un díт­a, o de dos, o de tres.

Se inyecta liquidez, y ¿dónde va a parar esa liquidez?: ¿estará en agujeros negros del pasado que aguardaban su momento en las sombras del ayer?, ¿estará aguardando su momento en el futuro en unas tesoreríт­as que mañana serán diseñadas por artesanos que aún no existen?.

Se emite una deuda pública para sostener, por ejemplo, unos tipos de cambio que no se aguantan pero que a todo el mundo convienen, esa deuda pública es comprada por esos a quienes conviene lo antes dicho, y con esa pasta les pagan las importaciones que fueron fabricadas con inversiones del financiado; vale, se entiende, pero ahora esa deuda pública va a valer, ¿cuánto va a valer? desde el mismo momento en que se metan en el sistema público esos activos hipotecarios que no valen una mierda: el resultado: esos activos de mierda (ya lo serán) pasarán a ser financiados por ‘el pueblo’. (Ya se probó antes algo asíт­: ¿recuerdan el Efecto Tequila?; “pero aquello era México” dirán algunos; ¿hay diferencia?).

Se bajan unos tipos de interés: en USA: se habla de una bajada, de golpe, pasado mañana, de 75 puntos. Pero, por mucho que bajen los tipos, ¿qué cojones va a comprar alguien que ya está endeudado hasta las pestañas, que ve peligrar su empleo (si no lo ha perdido ya), y que ha de llevar a reparar su coche y no tiene un duro para hacerlo?. (De bueníт­sima fuente: está creciendo como la espuma, en el reino, el número de automóviles con precios de muchos miles de euros que se detienen porque sus dueñas/os (¿lo son?: los están pagando) no tienen pasta para arreglarlos cuando dejan de funcionar).

Y las Bolsas suben (de momento, a díт­as): se necesita creer que hay salida, que hay una solución; y si la creencia da para ganar unos centavos !

Una de las cosas que más me cabrean de todo esto: dentro de muy poco empezarán a buscarse culpables (a Bernanke ya le están poniendo cruces negras), y se encontrarán, y se les defenestrará: siempre ha sido asíт­. Pero la gente, que no tiene ni idea de que son, ni de que está pasando en los hedge funds (en los próximos meses no les pierdan de vista: darán que hablar, mucho, mucho), nota que en su bolsillo cada vez hay menos pimpones (una amiga llama asíт­ a los dineros) que dan para menos; y cada vez le cuesta más creerse el mensaje oficial.

Se admiten apuestas: ya se está diciendo pero, ¿cuándo se dirá abiertamente que el sistema financiero internacional -y los nacionales de cada nación nacional- están en la UVI, que se hallan en permanente mediacalización y que, a pesar de ello, se espera un inminente fatal desenlace?.

¡Y estamos al principio del principio!: ayer el FMI dio su bendición para usar fondos públicos a fin de sostener entidades financieras privadas; y se hará, y no servirá de nada.

Mama, take this badge off of me
I can’t use it anymore.
It’s gettin’ dark, too dark for me to see
I feel like I’m knockin’ on heaven’s door”.

(“Knockin” on Heaven"s Door”, Bob Dylan, 1976): http://www.youtube.com/watch?v=1GNearEuncU (Es la original)

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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