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La gestión financiera se ha convertido en un juego de perdedores

Carlos Montero - Miercoles, 07 de Marzo

Probablemente hayan oído ustedes muchas veces la frase “si ese gestor financiero fuera tan bueno (vale también para los analistas), se hubiera hecho rico, y no tendría que estar trabajando”. Simple, pero veraz.

No digo que no haya gestores que hayan hecho fortuna con, todos podemos evocar diez nombres, pero son los menos. La inmensa mayoría suficiente tienen con intentar superar a sus índices de referencia año tras año, y créanme, no es nada fácil.Jonathan Davis realiza un interesante análisis en FT en este sentido, y expone algunos datos que son incontestables.

Aún a riesgo de tirar piedras contra mi propio tejado, creo interesante que el lector, y quizás también inversor particular, se replanté por un momento el dejar la gestión de su patrimonio a los gestores profesionales. No digo que no lo hagan, digo que deberían tener todos los datos antes de decidir hacerlo. El señor Davis dice:

“Datos desagradable salen de las computadoras de Becker Securities y Merrill Lynch, y el resto de firmas de medición de la rentabilidad. Una y otra vez, estas cifras y datos nos señalan que los gestores de inversión están fracasando en su labor”.

Así comenzaba Charlie Ellis, un artículo de referencia en el Financial Analysts Journal de 1975, en el que describe por qué creía que la gestión financiera se había convertido en un juego de perdedores. Sobre el negocio de la gestión escribió, “se basa en la creencia simple y básica que los gestores profesionales pueden ganar al mercado. Esta premisa parece ser falsa”.

Las recientes experiencias no han hecho nada para invalidar esta conclusión.

A pesar de tener el mayor talento y los mayores incentivos, la mayoría de los hedge funds perdió dinero en 2011 –un montón de dinero en algunos casos. Fue su peor año desde el crash de 2008, y ha puesto de manifiesto los fallos fundamentales en la propuesta de los fondos de cobertura.

La última encuesta de AssetRisck Consultants sobre la actuación de los gestores de clientes privados en el Reino Unido, mostró que en las cuatro categorías de riesgo, los clientes perdieron dinero en promedio en el último año. De hecho, la rentabilidad media de estos clientes privados fue inferior a la de los índices de referencia.

Los recientes datos sobre la comparativa de rendimiento entre la gestión activa y pasiva en el S&P 500, mostró una conclusión similar. Sólo el 12% de los fondos de gran capitalización se encontraban en el cuartil superior de las tablas de rendimiento en los últimos cinco años. Eso es inferior a la mitad del 25% que se puede esperar si la gestión es al alzar.

Y extrañamente, como Marc Faber ha señalado en alguna ocasión, se ha producido en un ejercicio 2011 que no ha sido tan mal año como pudiera parecer.

Aunque los mercados emergentes se comportaron de una forma débil, las bolsas de EE.UU. y el Reino Unido apenas se movieron durante los 12 meses. El dólar, la libra y el euro, terminaron el año casi exactamente en el mismo nivel donde empezaron.

Los bonos del gobierno de EE.UU. lo hicieron excepcionalmente bien, y los bonos corporativos también. EL oro tuvo su onceavo año consecutivo al alza, aunque otras materias primas lo hicieron mal.

En retrospectiva, no hay ninguna razón por la que los inversores usando un posicionamiento de cartera convencional, no deberían haber tenido un modesto retorno positivo.

La principal razón por la que la mayoría de gestores de clientes privados perdieron dinero, dice Graham Harison, director gerente de Asset Risck Consultants, fue que muy pocos estaban dispuestos a sobreponderar los bonos gubernamentales en sus carteras. La mayoría siguió el camino del consenso, y sobreponderó las acciones de los mercados emergentes, infraponderando los bonos del gobierno en las carteras de sus clientes.

Así que, en términos globales, el año pasado tuvimos una paradoja. A pesar de todos los hechos dramáticos que sucedieron en 2011, no fue un ejercicio especial, no muy alcista, pero tampoco muy bajista.

Sin embargo, la mayoría de los inversores no pudieron sacar provecho del ejercicio, y es fácil entender el motivo. Las noticias dominantes fueron sobre las preocupaciones de la deuda soberana, y la crisis de la eurozona. El miedo a un nuevo 2008 dominaba el mercado. Tuvimos la primavera árabe y el accidente nuclear en Japón.

Cuanto más informado estabas, más preocupado terminabas. En realidad, la mejor estrategia hubiera sido probablemente desenchufar Bloomberg, y viajar al extranjero durante un año.

La conclusión que podemos sacar del último año, es que la nueva norma en el mundo es que la gestión financiera activa no es nada fácil. Con los tipos de interés tan bajos, y seguirán estándolo durante un largo tiempo, el rendimiento nominal de la mayoría de activos sigue cayendo, dejando poco o ningún espacio para que los inversores hagan dinero en términos absolutos, y mucho menos después de los costes comerciales y comisiones.

Los efectos a largo plazo de la crisis financiera es que los gestores profesionales tendrán que demostrar que aún son útiles, y aquellos que puedan escapar del corsé del consenso, tendrán más posibilidades de hacerlo.




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