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La ola buena para ‘surfear’ con el bono español puede estar próxima

Redacción - Lunes, 16 de Abril

Los niveles actuales de rentabilidad son atractivos respecto a los de hace unas semanas, aunque los expertos consideran que el inversor todavía tiene que asumir un riesgo elevado. Tormenta perfecta en la Europa del euro. Esta semana la presión regresó a los mares de España e Italia y el resultado fue una nueva ola en los intereses que exigen los mercados a la deuda pública de estos países, escriben Isabel BLanco y Pedro Calvo en elEconomista.es

La rentabilidad del bono español a diez años se acercó peligrosamente a la zona del 6 por ciento, al mismo tiempo que la prima de riesgo española volvía a superar claramente los 400 puntos básicos, como consecuencia, además, del refugio de los inversores en la deuda alemana. En los últimos meses, cuando los intereses de los bonos españoles e italianos se disparaban, entraba en juego el Banco Central Europeo (BCE) con su programa de compras de deuda. Esta vez la acción del organismo se ha limitado a un mensaje para recordar su papel activo. Entonces, ¿es el momento de comprar o aún no ha llegado la cresta de la ola?

La subida en el rendimiento de la deuda española ya se ve como una nueva oportunidad. "Ahora es más atractiva porque tiene un descuento interesante respecto a hace dos semanas", opina Miguel Llorente, de Capital at Work. Es un buen momento, pero "no pensando en entrar y salir, sino manteniendo el título hasta el vencimiento", matiza el analista, que ve más atractivo en los bonos con vencimiento en 2014-2015, y no tanto en la deuda a diez años.

"Si nos atenemos a los fundamentales macro, el riesgo de impago de la deuda española es menor que el que valora el mercado. A largo plazo, deberían imponerse los fundamentales, por lo que sí parece una compra atractiva, pero matizando que el riesgo es elevado", expone Alberto Matellán, director de estrategia de Inverseguros.

No hay duda de que las fuertes corrientes que sufren los mercados de deuda en muchos casos provocan que estos activos sean sólo aptos para los inversores con menos aversión al riesgo, los que estén dispuestos a surfear las grandes olas. Así, Juan Ramón Caridad, director de Swiss & Global para España y Portugal, considera que aún no ha llegado la hora de comprar, al menos no para todo tipo de inversores. "No lo es todavía, sólo para perfiles agresivos. Los niveles actuales son atractivos, pero no lo suficiente para un inversor conservador", advierte el gestor.

La 'cresta' llegará antes del BCE

Si la alta rentabilidad de la deuda española no termina de convencer a los inversores es porque las incertidumbres aún están lejos de despejarse. La cuestión ahora es si la última subida que sufren los intereses en el mercado secundario -en el que se negocian los títulos una vez emitidos- ya ha tocado techo o si las palabras del BCE no serán suficientes para frenar la escalada y ésta puede acelerarse a estos niveles. "La deuda española seguirá tensionada hasta que no se disipen del todo las dudas generadas por Draghi en su preocupación por la inflación. Habrá mucha tensión hasta que el BCE compre de manera activa y hasta que Portugal dé señales de crecimiento", señala Caridad. Es decir, que la ola podría seguir cogiendo altura.

Por su parte, Pablo García, director de análisis de Carax-AlphaValue, prevé que "la rentabilidad del bono español a diez años debería remitir". Aunque comparte que no ocurrirá hasta que la institución europea vuelva a mover ficha: "Los efímeros mensajes del BCE necesitan de recompras de deuda en los mercados. Las inyecciones del BCE [de diciembre y febrero] han inundado de liquidez el sistema y parece que no ha sido suficiente para nuestra maltrecha deuda soberana". El analista admite que por el momento prefiere mostrarse cauto y "esperar acontecimientos" antes de tomar más exposición a la deuda española.

Los expertos dan por hecho que el BCE comprará deuda antes que inyectar liquidez de nuevo. Así lo refleja una encuesta de Bloomberg, en la que un 77 por ciento de los analistas encuestados afirma que la institución tendrá que reiniciar su programa de recompras. No obstante, ayer uno de los miembros del banco central manifestó que es una posibilidad que aún no barajan. "Creo que estamos muy lejos de esa situación. El instrumento no se ha usado mucho tiempo pero todavía existe y me alegro que no se haya usado. Espero que nunca tengamos que usarlo de nuevo", aseguró Klaas Knot, que, en cualquier caso, siguió dejando abierta la puerta.

En las otras ocasiones en las que el bono superó la barrera del 5,5 por ciento no tardó muchos días en repuntar y no comenzó a relajarse hasta que no se produjo una evidencia clara de compras por parte del banco central. No hay más que remontarse al mes de noviembre. En aquel momento la cresta de la ola estuvo en el 6,7 por ciento, el máximo rendimiento alcanzado por el bono desde que existe el euro. El BCE esperó hasta finales de noviembre para anestesiar la tensión que se había reavivado en los mercados de deuda, después de que en menos de un mes el interés escalara desde el 5,33 por ciento, acompañado de una caída del Ibex 35 de más del 16 por ciento. Aquí, la altura de la ola superó el punto porcentual -ver gráfico-.

El inversor tiene varias opciones para aprovechar estos movimientos al alza. Puede acudir a las subastas del Tesoro Público español, en las que el organismo también se suele ver obligado a elevar el interés cuando crece la tensión, o puede cazar el aumento en la rentabilidad directamente en el mercado secundario. Para esta última opción, lo más habitual es operar a través de fondos de inversión.

Dispone de un amplio listado de fondtesoros que está creciendo, ya que las entidades españolas están ampliando su oferta este año. Hasta principios de marzo, siete de los 29 nuevos fondos registrados en la CNMV basan su inversión mayoritariamente en deuda pública española. Muchos de los fondtesoros sacan gran partido de las turbulencias en el último año: una docena de ellos acumula más de un 3 por ciento de rentabilidad. Entre los más rentables destacan dos fondos de Bankinter, BK Fondtesoro Largo Plazo FI y BK Fondtesoro 40% Largo Plazo FI; uno de BBVA, BBVA Bonos Euskofondo FI; uno de La Caixa, FonCaixa Fondtesoro LP FI; y uno de la gestora francesa Amundi, Amundi Fondtesoro Largo Plazo FI.

Vuelta al pasado

No sólo hay que pensar en deuda a largo plazo, las letras que emite el Tesoro también retomarán atractivo frente a otros productos de ahorro en la medida en la que el regreso de la presión se refleje en las subastas. Está claro que el reciente retorno de las tensiones ofrecerá una doble lectura: por un lado, el Tesoro español tendrá que volver a rascarse el bolsillo, es decir, a pagar unos intereses más altos para financiarse en el mercado; y por otro, los inversores más conservadores podrán encontrar de nuevo una alternativa interesante en la deuda a corto plazo.

La demostración de esta realidad se podrá observar el próximo martes, jornada en la que España emitirá letras a 12 y 18 meses. Observando la evolución de los intereses en las últimas semanas, todo indica que los rendimientos de la deuda a corto plazo volverán a ser competencia de los productos bancarios más conservadores. Así lo anticipa el comportamiento de los bonos a dos años, que son una referencia válida para las letras a 12 y 18 meses. Éstas se subastaron en marzo con un interés medio del 1,418 y del 1,711 por ciento, respectivamente. En ese momento, la rentabilidad de los bonos a dos años se limitaba al 2,34 por ciento. Un mes después, este rendimiento se encuentra en el 3,448 por ciento, es decir, un 47 por ciento por encima.

Si este incremento se extrapolara a la emisión del martes, las letras a 12 y 18 meses se colocarían entre el 2 y el 2,5 por ciento, aún por debajo de la media de los depósitos, situada en torno al 2,7 por ciento.

Sin embargo, Italia, que esta semana subastó letras a 3 y 12 meses, se vio obligada a pagar un interés superior al de mercado y el coste de la emisión se duplicó con respecto al de marzo. Si el Tesoro español se enfrenta a un encarecimiento similar, el coste de la operación podría moverse entre el 2,8 y el 3,4 por ciento, unos niveles que sí competirían con los productos de ahorro de los bancos.

Estos intereses estarían a la altura de algunos depósitos y pagarés que ofrecen las entidades. Ahora sólo tres depósitos a 12 meses superarían un rentabilidad del 3,4 por ciento: los de Banco Finantia Sonfinloc, Banco Espirito Santo y Bankia. Si la rentabilidad de las letras a un año alcanzara estos niveles también sería competitiva con pagarés como los que ofrecen Popular, que esta semana rebajó el interés al 4 por ciento, o CatalunyaCaixa.

mista.es




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