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Lear, again

Santiago Niño Becerra - Martes, 24 de Noviembre Un apunte sobre Lear porque pienso que el tema lo merece.ilustración

Lear es una de las mayores compañías multinacionales proveedoras del subsector del automóvil, una compañía que en Cataluña tenía tres plantas y que dentro de unos días sólo va a tener una.

Cuando en el 2002 Lear cerró la planta que tenía en Cervera publiqué en el periódico Expansión una colaboración de título “Lear y las leyes del mercado” en la que, en contra de la opinión mayoritaria imperante, exculpaba a la matriz del cierre de su planta catalana. Ahora, siete años después Lear va a proceder al cierre de las instalaciones que tiene en Roquetes y vuelvo a hacer lo mismo: exculpar a la transnacional.

Entonces me pregunté que habían hecho los que se ocupaban de las cosas de la economía ante lo que era obvio que iba a suceder porque ya estaba sucediendo en otros subsectores: la deslocalización de actividades de bajo valor hacia latitudes con menores costes productivos (entre los que se incluyen bajos salarios y condiciones de trabajo deficientes, sí); también, que habían hecho los políticos -todos- ante una situación que ya entonces se predecía inevitable: la sustitución de actividades económicas que emigraban por nuevas actividades que pudieran llegar.

Siete años después parece que lo que hicieron los primeros fue insuficiente y lo que los segundos hicieron aún está por ver aunque nada haya que mirar. En medio el delirio: los cinco años del “España va bien”, “El Mundo va bien”, “Cataluña va bien”: 2003 Ѣ€” 2005.

Ya sé que a toro pasado todo es muy fácil, pero déjenme rebobinar, al fin y al cabo yo dije lo que dije en el 2002 y pudo decir algo más que alguien (la inmensa mayoría) que nada dijo ni ha dicho. Ante una situación como esa: deslocalizaciones hacia lugares más baratos y puras reducciones de capacidad productiva por exceso de la misma, se me ocurre lo siguiente.

España en general y muy, pero que muy en particular Cataluña, entre 1960 y 1980 se convirtió en el destino de la inversión extranjera: bajos salarios, una paz octaviana sostenida por las porras y los caballos de los grises, unas ganas locas de poder consumir algo por parte de una población que llevaba décadas de carencias, y con una cualificación suficiente ... para fabricar lo que había que fabricar. Joan Manel Serrat lo expresó magistralmente en aquella canción “Campesina” escrita en 1974:

“A golpes, el badajo
llamó al amanecer,
y a ti, camino abajo,
camino del taller
te busca una sirena.
(...)
Soldar hilo con hilo,
y no saber por qué
va el siete con el cinco
y el cuatro con el tres”.

Y España creció, ¡claro!, pero creció a base de un tipo determinado de turismo, de apilar ladrillos de una manera concreta, y de hacer, en empresas como Lear, cosas como las que hacía la persona a la que el cantoautor se refiere. Y, bueno, fue así, estuvo bien porque no había alternativa, el problema es que siguió siendo así porque continuó sin haberla.

Pienso que la Historia será muy crítica con quienes en España tuvieron el poder entre 1975 y el 2007, independientemente del color bajo el que esas personas militaran; lo será con quienes lo tuvieron en todas partes, pero lo será más con quienes lo tuvieron en España porque este modelo, el famoso “modelo productivo español” ya en 1993 dio muestras de insostenibilidad, lo que pasó fue que España fue salvada por la campana de la Expo de Sevilla, de las Olimpiadas de Barcelona y de la Capitalidad Cultural de Madrid, y eso ha permitido vivir 14 años de regalo.

Aunque es posible que la cosa sea aún más perversa; puede que esos que tenían el poder si vieran lo que se nos estaba viniendo encima, puede que esos políticos, al margen del color que tuvieran, si entendieran las implicaciones de eso que se nos estaba viniendo encima; puede que ambos, expertos y políticos, intentaran “hacer algo para arreglar las cosas”, puede; y puede que llegaran a la conclusión de que nada podían hacerse, de que el pescado había sido vendido antes incluso de haber sido pescado.

¿Qué se dice a las gentes de Roquetes que van a verse en la calle cuando la planta de Lear baje la persiana?, pocas cosas porque lo que habría que decirles ya se les tenía que haber dicho hace mucho tiempo.

¿Alternativa?. La que poéticamente proponía Joan Manel Serrat ya ni siquiera lo era entonces:

“Es Septiembre, y las uvas
están por madurar.
Aires de fiesta cantan
las prensas y el lagar.

No escuches la sirena
y ve a vendimiar”.

Y ahora, ¿qué?.

(No cambio de tema. Ayer El País, en su Pág. 22, publicó una entrevista a George Akerlof, Premio Nóbel de Economía 2001. Reproduzco:
“Pregunta: Ese 20% es la tasa de paro que se espera en España.
Respuesta: Esas son cifras de depresión. (...)”
Mi pregunta: la futura Ley de Economía Sostenible, ¿está preparada para abordar esa depresión?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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