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Lo que la ¿crisis? inmobiliaria no es - 1

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 21 de Noviembre ¡Vaya tíт­tulo!, ¿no?.

Puede discutirse lo que la situación que está viviendo el mundillo inmobiliario es. Incluso, y admitiendo que la situación del subsector sea de crisis, puede especularse sobre lo que, en última instancia, la ha provocado; pero lo que está diáfanamente claro es que el ladrillo no está inmerso en una crisis oferta.

Las palabras que el pasado 25 de Octubre pronunció el presidente del G-14, el Sr. Fernando Martíт­n, en el acto de presentación del grupo que han formado las principales inmobiliarias españolas a fin de mejorar la imagen del subsector, son difíт­ciles de encuadrar; no tanto por lo que dijo o no dijo, sino por lo que quiso dar a entender. Dijo, entre otras cosas, que los precios de los inmuebles de nueva construcción no van a bajar y que en dos años se dispararán, que los tipos de interés no van a subir, y que la demanda de vivienda se situará en 450.000 unidades anuales.

Vamos a centrar el tema. La construcción civil de uso residencial, que a eso es a lo que nos estamos refiriendo, es un subsector que fabrica un bien que sirve, fundamentalmente, para cuatro cosas: para vivir, para invertir, para ahorrar y para especular.

En el primer caso, la compra es personal y familiar. Compra el usuario con fondos que, en la inmensa mayoríт­a de los casos, son en préstamo, préstamo que le es concedido contra una serie de garantíт­as, la principal de las cuales es que dispone de un empleo remunerado. En el segundo caso pueden darse varias posibilidades, pero, habitualmente, el inversor inmobiliario invierte unos fondos que no necesita ni va a necesitar -en las circunstancias actuales- de hoy para mañana y que, en cualquier caso, no precisa para vivir.

La vivienda como forma de ahorro es una variante muy española. Normalmente se confunde con la anterior -“Es una buena inversión”, suele decir quien adquiere una vivienda para residir en ella-, cuando, en realidad, quien asíт­ actúa está materializando, en forma de ahorro, un teórico excedente de renta al que va a dar un uso. De la cuarta posibilidad por la que una vivienda puede ser adquirida no vale la pena decir nada porque es archiconocida.

Desde hace unos años, la vivienda ha estado sirviendo para un quinto fin: obtener unos enormes beneficios a grandes gestores de fondos, lo que ha dado lugar a la aparición de una serie de productos financieros y a inextricables redes de apalancamiento financiero en las que pueden llegar a intervenir, varias veces, los mismos actores con personalidades juríт­dicas diferentes. La particularidad de este quinto fin es que mueve unas cantidades gigantescas de fondos, por lo que su andadura puede afectar al sistema financiero de los paíт­ses y de las áreas económicas.

Todo esto está muy bien, pero al final de la pelíт­cula siempre deberá haber alguien que esté dispuesto a pagar por tener en propiedad una vivienda o por vivir en régimen de alquiler en una vivienda, alguien que no necesariamente ha de existir hoy, ya que una vivienda, adquirida como inversión, puede permanecer vacíт­a durante un períт­odo de tiempo esperando el momento para ser vendida o alquilada.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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