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Lo que la ¿crisis? inmobiliaria no es - y 2

Santiago Niño Becerra - Jueves, 22 de Noviembre Seguimos con lo de ayer.

Lo que ha estado sucediendo en estos últimos ocho años ha sido un solapamiento entre estas figuras. Impulsadas por un crédito elevado y fácil de obtener, muchíт­simas familias y personas se han embarcado en la compra de una vivienda, en parte porque la necesitaban, en parte porque creíт­an que mañana su precio iba a ser muy superior al que ahora estaban pagando, en parte porque deseaban mejorar su estándar de vida, en parte por ocio, en parte para, a través de su rehipoteca, acceder a un consumo superior.

A la vez, un sin número de instituciones financieras se han metido en la vorágine de conceder créditos para la promoción y venta de viviendas ante las expectativas de beneficio que se vislumbraban, recurriendo a su vez a créditos de otras instituciones situadas más allá de las fronteras de los paíт­ses en las que esas instituciones teníт­an sus sedes. Y, también, la vivienda ha recogido masas de inversión que huíт­an de destinos menos rentables, como las Bolsas.

Los Gobiernos han estado mimando al sector de la construcción y a las empresas constructoras porque uno y otras creaban empleo y contribuíт­an a la actividad económica en base a los suministros que la construcción necesita, es decir, porque genera PIB; en el Reino de España, por ejemplo, y de forma directa e indirecta, el 26%, y, porque, además, una atmósfera de precios inmobiliarios al alza, servíт­a para decir que la riqueza de la ciudadaníт­a estaba aumentando (aumentando porque el mercado decíт­a que los pisos cada díт­a valíт­an más, ¡no está mal el razonamiento!).

El estallido de las subprime y el consiguiente colapso del crédito han significado lo mismo que si en un castillo hecho con fichas de dominó quitamos una de la base, pero, además, ese estallido se ha producido, lógicamente, en un momento en el que endeudamiento de la población era máximo; siguiendo con España, cuando la deuda de empresas y familias asciende al 215% del PIB.

La población compra menos de todo porque no puede ya comprar más al haber traspasado su nivel fíт­sico de endeudamiento, lo que irá generando un mayor número de desempleados por lo que aún se reducirá más el consumo. Las empresas invertirán cuantitativamente menos al ser su deuda desmesurada y por las menores expectativas futuras de negocio, lo que incidirá negativamente en el empleo. Los inversores en ladrillo y los especuladores tratarán de rentabilizar su inversión, por lo que la oferta de viviendas aumentará, oferta que poca demanda hallará. Las instituciones financieras tratarán de salvar sus cuentas, por lo que el crédito aún se restringirá más. El Estado verá decrecer sus ingresos al ser menores las cantidades recaudadas en forma de impuestos. El resultado será un PIB, primero, estancado, luego decreciente. El nombre se esa situación es conocido: crisis.

Pienso que el Sr. Fernando Martíт­n atina en lo que los tipos de interés no crecerán, cierto, incluso decrecerán al tratar, vanamente, los bancos centrales de reactivar una situación en declive, pero se equivoca al decir que los precios de la vivienda, a dos años vista, crecerán vertiginosamente.

Y, en esta evolución, las palabras del director del Deutsche Bank Real Estate: el inmobiliario se ha convertido en un mercado de oferta; en él, las caíт­das de precios, las valoraciones a la baja, los impagados (crecientes, digo yo) y las desconfianzas generalizadas, no se resolverán (empezarán a resolverse, añado) hasta el 2012 o el 2015. ¿No les suenan esos años?: la serie “Septiembre”.

Algo casi idéntico se vivió hace 78 años, en 1928 - 1929, y dio lugar a un períт­odo muy oscuro: la Gran Depresión.

(La penúltima, me la explicaron hace una semana; sucedió en la provincia de Barcelona. A principios de Octubre, un señor ve un anuncio de venta de un piso insertado por una inmobiliaria en un periódico. Llama y pregunta el precio; 815.000 euros, le dicen. Da las gracias y cuelga. Un mes después suena su teléfono: era la inmobiliaria. La voz queríт­a saber si le seguíт­a interesando el piso, su precio era, ahora, 750.000 euros. Sin comentarios).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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