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LOS BANCOS CENTRALES ADVIERTEN DEL EXCESIVO DÉFICIT PÚBLICO, PERO LO ALIMENTAN ¿Y ESA CONTRADICCI&N

José Luis Martínez Campuzano - Miercoles, 28 de Octubre ilustracionYa es normal que los responsables de los bancos centrales adviertan a las autoridades políticas sobre el riesgo de mantener un elevado déficit público. Claro que aún también lo es que lo justifiquen, aunque sea de forma implícita. ¿Y esta contradicción? bien, es propia de la situación actual. La mejora, de los mercados y de la propia economía, sigue siendo demasiado titubeante como para bajar la guardia. Aunque ya la he repetido antes, la mejor frase que he escuchado para reflejar la posición actual de las autoridades sería la de estudiar estrategias de salida de las medidas expansivas pero lejos de aplicarlas (y hasta de exponerlas en público). El presidente del Banco Central de Grecia afirmaba hace poco que, sin medidas, la deuda pública del área podría dispararse hasta niveles del 100% del PIB. Antes de la Crisis alcanzaba el 75% del PIB (deuda neta en 45% del PIB), cuando uno de los criterios de entrada en la EUR era precisamente tener un endeudamiento público inferior al 60% del PIB. Este nivel fue considerado durante año como el margen de sostenibilidad de las cuentas públicas. Pero, en el fondo, la sostenibilidad en el tiempo depende de que el crecimiento de los ingresos sea superior al crecimiento de los gastos. El crecimiento nominal de la economía superior a los tipos de interés. La mala noticia es que la Crisis tendrá consecuencias claras al limitar el crecimiento potencial de la economía

La buena que no hay riesgo de inflación a corto y medio plazo, ofreciendo más margen de maniobra a los bancos centrales para mantener una política monetaria laxa durante un largo periodo de tiempo.
Con todo, las autoridades deben considerar todo lo anterior como un mayor margen de maniobra para actuar a corto plazo, pero no como una situación deseable, en términos de las finanzas públicas, a medio y largo. Ya sabemos cual es la respuesta del mercado una vez que el dinero no guía su evolución: la aversión al riesgo castiga con fuerza los excesos. Y estoy pensando en el riesgo soberano, ahora mucho más moderado ante la mejora generalizada de los mercados.

¿Son suficientes los estabilizadores automáticos para corregir el déficit? en absoluto. Los elevados déficit actuales (12% PIB USA; 3.5% la zona EUR; 13% Japón) son resultado de una combinación de factores, coyunturales y estructurales; los propios estabilizadores y discrecionales. Pero también es factible que muchos factores coyunturales se conviertan en estructurales. Por ejemplo, un aumento de la tasa de desempleo estructural. O la pérdida de ingresos por el sector inmobiliario. Las variaciones de los impuestos, a la baja y al alza.

Cuando la coordinación de las estrategias de corrección en los déficit públicos se ha convertido en una máxima que se repite en cada G20, la realidad es que la decisión final va a depender de la situación concreta de cada país. El propio nivel de deuda, su evolución a corto plazo, la respuesta de los mercados…muchas más variables que van a condicionar la decisión final de las autoridades. La transparencia es evidente, mucho más que en el caso de la política monetaria donde prima la menor volatilidad de los mercados. Pero en el caso del déficit público, la credibilidad de las finanzas a medio y largo plazo, naturalmente una política fiscal clara, todo ello es fundamental tanto por los inversores como para los propios agentes económicos.

La Comisión Europea recomendó a finales del año pasado que los paquetes de estímulo económico aplicados en el área deberían suponer un mínimo de 1.5 % del PIB. La realidad probablemente ha superado con creces esta cifra (aunque sin llegar a las cifras en países emergentes y algunos desarrollados, como Estados Unidos). Su impacto real en el crecimiento ha sido mucho más discutible, cuando aún se están sintiendo. Las estimaciones del FMI lo valoran en un nivel promedio de 1.3 % y 0.5 % respectivamente para 2009 y 2010. Todo ello sin incluir las medidas que se han centrado en la compra de activos y avales.

En el último Eurogrupo se ha decidido que sea 2011 el año en que comiencen a retirarse estas medidas de estímulo económico, siempre que la situación económica lo permita. En general, un 0.5 % del PIB por año hasta dejar el déficit público en niveles que marca el PEC por debajo del 3.0 %. ¿Cómo hacerlo? el debate se centrará entre lo complejo (políticamente) de recortar los gastos y lo fácil de subir los impuestos. Dado el deterioro alcanzado por las cuentas públicas, tal vez una combinación de ambas medidas. Sí, son tiempos complicados para todos. Y lo seguirán siendo a medio plazo, pese a superar la contracción de la economía.

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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