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Morosidad privada daña competitividad de empresas españolas

Reuters - Lunes, 23 de Julio

El aumento de los plazos de pago a proveedores por parte del sector privado está dañando la competitividad de las empresas españolas respecto sus rivales europeas en un momento en que la internacionalización y las exportaciones son una vía de escape a la segunda recesión de la economía española en tres años, dijeron responsables de la asociación contra la morosidad, PMCM.

"Si (en España las empresas) estamos cobrando en un plazo de más del doble que en los países civilizados, resulta que nuestro coste financiero para financiar el circulante es también del doble, dijo Rafael Barón, presidente de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad en la presentación de un informe en Madrid.

Barón calculó en unos 100.000 millones de euros los beneficios para la economía española si los plazos de pago del sector privado se recortasen hasta niveles europeos al reducirse las necesidades de endeudamiento de las compañías.

En 2010 el plazo medio de pago del sector privado subió a 102 días, desde 101 en 2009, según datos reales de 13.000 empresas españolas con una facturación conjunta de 622.000 millones de euros, depositados en el Registro Mercantil.

La PMCM considera que este plazo se dilató aún más en 2011 (los datos no estarán disponibles hasta finales de junio) debido a la prolongación de la crisis económica que según esta patronal ha provocado la desaparición de 500.000 empresas y ha menguado la liquidez de las supervivientes.

"Sabemos que el plazo de pago de las empresas privadas se está incrementando. Los datos de 2011 serán peores", dijo Barón, que señaló que el objetivo de la plataforma es cambiar la mentalidad española para que los plazos se rebajen hasta niveles europeos.

EL SUR DE EUROPA PAGA PEOR QUE EL NORTE

El entorno complicado de los endeudados países del sur de Europa no es ajeno a las empresas del sector privado, que tardan en pagar 62 días más que sus vecinas del resto de Europa.

El portavoz de la PMCM, Antoni Cañete, dijo que el plazo medio de pago en el sur del continente (Portugal, España, Italia y Grecia) era en 2010 de 102 días, por los 46 días de países como Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania; o los 34 días de Finlandia o Noruega.

En cuanto al ámbito público la brecha es todavía mayor: 32 días en el norte europeo, 49 días en el centro y 167 días en el sur.

"Esto genera una distorsión brutal en la economía", señaló Cañete respecto a las enormes diferencias entre plazos.

SECTOR CONSTRUCTOR TARDA 9 MESES EN PAGAR FACTURAS

Por segmentos económicos, el de construcción en España fue con diferencia el que más tardó en pagar sus deudas con una media de 253 días en 2010, abriendo una enorme brecha con el más cumplidor, la industria química, con sólo 43 días, por debajo de los 85 días que establecía la ley española ese año, según la PMCM.

En términos geográficos, las comunidades autónomas del norte peninsular presentaron los mejores plazos de pago, con Navarra en cabeza con sólo 69 días, mientras que las más morosas fueron Madrid y Andalucía, con 120 días y 119 días, respectivamente.

Según un informe sobre deuda global publicado en enero por la consultora McKinsey, la deuda del sector privado español al margen del sector financiero es del 134 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), superior a la de cualquier gran economía del mundo excepto Irlanda, donde los datos están distorsionados por la presencia de multinacionales extranjeras.

La larga crisis económica española originada con el estallido de la burbuja inmobliaria y la crisis financiera global ha tenido efectos devastadores en el tejido empresarial nacional.

Empachadas por el dinero ultrabarato en los años del boom económico, numerosas compañías han desaparecido del mapa, mientras que las supervivientes han tenido que recortar masivamente sus plantillas y refinanciar sus deudas con la banca para responder a este entorno adverso, trasladando a sus proveedores a un lugar más retrasado de la cola de acreedores.

Los bancos españoles han refinanciado miles de millones de euros de deuda a pequeñas y grandes compañías, incluidas las inmobiliarias, para evitar que quiebren y también para evitar la provisión de esos préstamos mientras esperan la ansiada recuperación económica, aunque a la luz de los indicadores de paro, consumo y PIB, la recuperación parece todavía lejos.




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