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Más de lo mismo; y así seguirá siendo

Santiago Niño Becerra - Jueves, 04 de Marzo Los datos del desempleo registrado correspondientes al mes de Febrero, siendo muy malos y no siendo lo exactos que son los brindados por la EPA, son utilísimos porque sirven para reafirmar la continuación de lo que en Economía es verdaderamente significativo:.ilustración la tendencia, y esa tendencia lo que indica es que la ocupación en España apunta hacia abajo, abajo, abajo, a mayor o menor velocidad según los arabescos de la versión del Plan E de turno; ¿por qué?, pues porque, pura y simplemente, cada vez es necesaria menos población ocupada, en todas partes, pero en España más; y hoy y de ahora en adelante, debido a la crisis sistémica ante la que nos hallamos y que supondrá un cambio de modelo que, evidentemente, será menos utilizador de recursos, entre ellos de factor trabajo

Es decir, el desempleo, pienso, 1) va a continuar aumentando durante los próximos tres años, repito: en todas partes, pero más aquí, 2) no es posible reducirlo porque hoy se están dando a la vez tres fenómenos: por un lado es necesario que se cree ocupación para absorber a la población desempleada existente; por otro deben crearse puestos de trabajo para los crecimientos de población activa que se van a ir produciendo a medida que el paro vaya penetrando en las familias y los subsidios de desempleo se vayan agotando, lo que llevará a que miembros de esa unidad familiar que ahora no forman parte de la población activa se incorporarán a la misma (esto es algo que vengo repitiendo desde el 2007); por otro más deberán crearse empleos para el incremento vegetativo de la población activa: la incorporación a la misma de los jóvenes, dificultado por la pretendida prolongación de la edad de jubilación.

Por detrás de este escenario aunque siendo parte del mismo, planea otro fenómeno que a toda costa los políticos pretenden mantener en la parte trasera del debate: el incremento de oferta de trabajo procedente de la inmigración habido en la última década y forzado por la construcción y los servicios de bajo valor que ahora ha dejado de ser necesaria. Un colectivo en el que el desempleo zonalmente es muy elevado (31% en Cataluña) y en el que es previsible un aumento muy significativo de la población activa.

Y lo más impactante: el agotamiento del repertorio de frases y de conceptos por parte de los miembros de las Administraciones del Estado y regionales que se ocupan de estos menesteres: la situación ha llegado a un punto en el que, pienso, no saben que decir. También, continúo pensando, los retruécanos de la oposición y, en concreto, de su principal partido; ¿qué hay tras esas figuras?, pienso que nada.

Y en estas sale la CEOE con sus propuestas. El resumen al principio: tras esas propuestas tan sólo hay, pienso, tan sólo, la búsqueda de una reducción de costes de ahora para ahora, nada más, nada más porque ... nada más puede haber: las empresas necesitan en cada momento el factor trabajo que necesitan, punto. ¿Cuánta ocupación -en números, adverbios no valen- estima la CEOE que crearán sus afiliadas en el caso de que se pusieran en marcha todas y cada una de sus propuestas del modo como han sido redactadas por la organización?, ¿un millón?, ¿millón y medio?, ¿dos millones?, y, ¿durante cuanto tiempo, de media, cree la CEOE que sus afiliadas mantendrían esas contrataciones?, ¿seis meses?, ¿un año?, ¿siempre?.

Y, ¡ojo!, excepto en un punto, no hay prácticamente nada nuevo en las propuestas de la patronal: lo dicho, repásenlas: agilización en los trámites para el despido y reducción de costes. Sólo un punto es nuevo, aunque sea como “ejemplo”: el “contrato para jóvenes”. Detengámonos aquí porque vale la pena, aunque su enunciado tan solo haya sido “un ejemplo”.

Con esa propuesta, una persona de 29 años de edad, con una licenciatura, una ingeniería o un grado, con, al menos, un master que podría/n ser Bolonia, con varios idiomas y con experiencia laboral previa, incluso continuada y de hasta seis años, podría ser contratada por un período de entre medio año y un año, con una remuneración de, como máximo, el salario mínimo, no indemnizada cuando finalizase su contrato ni remunerada con subsidio alguno mientras no volviese a ser contratada de nuevo; y por ella la empresa contratante no cotizaría ni un céntimo a la Seguridad Social.

Ya ha habido comentarios varios en relación a este “ejemplo”, yo voy más allá. Partiendo de la base de que la CEOE es una organización seria e integrada por personas serias, si esas personas dentro del marco de su organización han propuesto, como “ejemplo”, un contrato como el descrito, me pregunto hasta que punto se halla degradada la economía española de tal modo que un “ejemplo” como ese pudiera tener cabida en la realidad laboral española.

Siguiendo con el “ejemplo” una propuesta de ese calibre está, pienso, provocada porque la oferta de trabajo es muy superior a la demanda que del mismo existe, claro; también porque el empresariado español prefiere, a iguales costes, contratar a personas supercualificadas que a personas que no lo estén; pero hay algo más detrás de esa propuesta, algo que refuerza y amplifica la tendencia antes mencionada, algo que nos está diciendo que las cosas van a peor, a mucho peor; al margen de palabras más o menos forzadas.

Al final, final, final, la pregunta que se acabará poniendo sobre la mesa es: “¿qué es menos malo, que una persona se halle subempleada, subremunerada, laboralmente subprotegida y viviendo en una concatenación de contratos precarios, o que se halle desempleada en un escenario de protección social decreciente?”; pavoroso, ¿verdad?.

(Entre paréntesis. La propuesta de la CEOE, y es lógico, nada dice sobre cosas como que la tasa española de formación de trabajadores en las empresas es de las más bajas de Europa (se imaginarán quienes nos acompañan en la lista), tampoco nada dice en relación a que la tasa de siniestralidad laboral en las empresas españolas es de las más elevadas de la UE (también se imaginarán que países son nuestros compañeros en esa otra lista), ni nada menciona en relación al hecho de que la renta media del empresario medio español es menor que la renta media del trabajador medio del reino. Pienso que si estos temas no son abordados ni son reclamados por políticos, ni por sindicatos, ni por expertos, ni por la ciudadanía, es porque, de verdad, de verdad, no son importantes, o, al menos, no lo son ahora porque ahora lo importante es otra cosa. Pavoroso también, ¿no creen?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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