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MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES ( A PROPÑ“SITO DE LA REUNIÑ“N DEL G20)

Redacción - Viernes, 12 de Noviembre ilustraciónMads Koefoed, Estratega macroeconómico, Saxo Bank La tensión crece con el inicio de la cumbre del G-20. ¿Se traducirá esta tensión en acciones concretas? Los mercados parecen haber adoptado una ligera actitud de aversión al riesgo previa a la reunión. Parece que hay alguna posibilidad de que realmente ocurran cosas en la cumbre del G-20... Los Estados Unidos quieren un tope en la balanza comercial de las economías de un 4% del PIB. Los alemanes están empleando la retórica de la manipulación de divisas contra los Estados Unidos hasta un nivel inaudito hasta ahora. Las autoridades chinas han rebajado su calificación de la deuda estatal estadounidense, quizá como represalia a que EE.UU. no reconociese la compañía china Dagong como agencia oficial de ratings. Sin embargo, nos parece que nada significativo se materializará. Probablemente, la reunión avanzará con las llamadas SIFIs (Instituciones Financieras Sistémicamente Importantes), que es un plan para lidiar con las futuras crisis financieras. Más allá de eso, no obstante, no esperamos que se alcancen muchas metas. Este resultado podía impulsar las acciones, mientras que Estados Unidos podría retomar las caídas que lleva un trimestre experimentando, brevemente interrumpidas durante los últimos siete días.

¿Esperamos que EE.UU. persiga seriamente un tope en los superávits comerciales? La idea carece de sentido por sí misma, pero es que además tampoco tiene en cuenta que la idea surgió justo antes de las elecciones legislativas, cuando ya se preveía que los Demócratas sufrirían una severa derrota. Las severas afirmaciones del Secretario del Tesoro Tim Geithner, que dijo que “los países del G-20 deberían comprometerse a llevar políticas consistentes con la reducción de desequilibrios externos por debajo de una proporción específica del PIB durante los próximos años”, ¿podrían ser simplemente parte de una campaña de elecciones? Hay sin duda algo de verdad en eso, pero también nos tememos que los legisladores, en el fondo, creen que hay que corregir los desequilibrios comerciales.

Sin embargo, no hay nada fundamentalmente malo en los desequilibrios comerciales. El problema parece ser que los legisladores sólo prestan atención a la balanza comercial (básicamente por cuenta corriente). Este dato, muy negativo para los Estados Unidos en estos momentos, refleja que los ciudadanos norteamericanos están comprando más bienes y servicios al extranjero de los que venden. Este es el déficit comercial del que tanto oímos hablar. Quizá el uso de los conceptos déficit y superávit hace que la gente extraiga la falsa conclusión de que lo primero es malo para la economía y lo segundo es bueno. Pero si los vendedores de bienes a EE.UU. (es decir, los compradores de dólares) dan media vuelta e invierten estos dólares en una fábrica o en otros activos en EE.UU., desde luego que será algo positivo para los Estados Unidos, en lugar de negativo.

Ahora mismo el problema es que la mayoría de las economías desarrolladas (y de lento crecimiento) en Europa y EE.UU. presentan unos enormes déficits comerciales porque el gasto público se ha disparado. Financian sus inversiones vía emisiones de deuda. Quizá los países desarrollados deberían enviar una nota de agradecimiento a China y a otros exportadores, ya que parecen estar contentos de comprar bonos caros y poco rentables como los del Tesoro de EE.UU. a cambio de sus bienes.

Pero nos estamos desviando de la cuestión. ¿Se han quedado los EE.UU. arrinconados? La atención se movió rápidamente de China, el Manipulador de Divisas, a EE.UU., el Monetizador de Deuda, en la cumbre “pre-G20” celebrada hace unas pocas semanas. Entonces el ministro de finanzas alemán fue más allá con sus críticas a la política monetaria estadounidense de lo que probablemente nunca habíamos visto. Considerando que la Reserva Federal anunció hace muy poco que habrá nueva ronda de relajación cuantitativa (parece que la primera ronda no funcionó, probemos de nuevo) y con ese anuncio parece que la munición se quedará corta si lo que se quiere es limitar los desequlibrios comerciales.

¿Qué conclusiones deberíamos extraer de todo esto? Creemos que se verá una repetición del informe emitido hace un par de semanas, que pedía a los miembros que “se abstengan de devaluaciones competitivas”. De hecho, el borrador inicial publicado ayer contiene precisamente esa frase, y además afirma que nos “moveremos hacia un sistema de tipos de cambio determinado por el mercado y mejoraremos la flexibilidad de estos tipos de cambio para reflejar los fundamentales económicos subyacentes.” En resumen, esperamos muchas palabras y poca acción, algo que encajaría perfectamente en la filosofía de “todo para arriba, menos el dólar” a la hora de hacer trading.

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