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Nos estamos acercando Ѣ€“ y 2

Santiago Niño Becerra - Jueves, 15 de Abril En consecuencia, el cambio sistémico que saldrá de esta crisis sistémica no llevará al planeta, pienso, a un Nirvana de bienestar como al que llevó el que salió de la Gran Depresión.ilustración El lugar al que tras la crisis llegará la economía planetaria será un lugar minimalista, austero, en el que unas tecnologías ultraeficientes fabricarán y elaborarán las unidades precisas de aquello que sea necesario utilizando los factores productivos idóneos en las cantidades que sean convenientes; lo financiero, continúo pensando, siguiendo un diseño acorde con ese planteamiento, será más simple y más limitado, pero gobernable y sin posibilidad de causar desagradables sorpresas por manejos no previsibles.

Sí. Pienso que, en comparación con el pasado, se trata de un lugar menos brillante, pero mucho más lógico en relación a las actuales necesidades; ya, ya, un cambio sistémico de esa naturaleza tiene consecuencias que hoy no gustan, como un elevado desempleo del factor trabajo, pero ese no-gustar es fruto del chip con que hasta ahora hemos estado funcionando, y nos acostumbraremos al cambio sistémico: siempre lo hemos hecho, por muy dura que sea la transición: la crisis; y por muchas resistencias que ciertos elementos hayan opuesto: pienso en showmen, charlatanes, oportunistas, mercachifles y vendedores de ideas milagro (aunque hayan cambiado de caballo a media carrera).

En esta línea: el fondo de 0,55 billones de USD que el Fondo va a crear. ¿Por qué, ahora que “estamos en el camino de la recuperación”, el FMI ha llegado a la conclusión de que es necesario este fondo de emergencia?. ¿Qué se sabe y no se cuenta?. ¿Qué se espera y no se dice ni se comenta?. ¿Por qué no me extraña este anuncio?. El tomate que se ha generado ha llegado a una situación simplemente insostenible: lo de Grecia es el aperitivo del aperitivo. Esos 0,55 B no van a resolver nada, pero servirán para todo lo que está sirviendo lo que últimamente se está haciendo: llegar a mañana; y, bueno, esa pasta puede dar para unos cuantos días.

(No se porqué escribo esto entre paréntesis: no estoy cambiando de tema. Este pasado Lunes una emisora de radio me invitó a un programa de actualidad económica. El formato es interesante: el conductor del programa lee una noticia, si el tema lo justifica interviene un corresponsal, y si el tema lo continúa justificando es requerida la opinión del invitado. Uno de los temas en que fue requerida mi opinión fue sobre la reforma laboral que está en estudio/discusión. Lo que dije, ya lo saben: es imposible crear demanda de trabajo por decreto.

La demanda de trabajo es la que es en un momento determinado en base a las necesidades que de factor trabajo haya según el modelo productivo existente y en un escenario dado, pues bien, hoy la demanda de trabajo en España es baja, y más baja va a ser debido a la evolución de las cosas aquí y en todas partes, y por muchas vueltas que se den a las leyes, así va a seguir siendo.

¿Por qué digo esto?, pues porque por lo que se está filtrando de lo que se está discutiendo parece que ya hemos abandonado la fase del “empleo por decreto”, estamos entrando en la del “empleo subvencionado” (asunción de parte de la indemnización de despido con dinero público) y ya empieza a definirse la del “empleo subsidiado” (medidas para la ocupación de jóvenes).

Y como cantinela la habitual: reducir la tasa de temporalidad. No entiendo que no se entienda: si a lo que se tiende es a la máxima flexibilidad, la demanda de trabajo tenderá a contratar al factor que necesite cuando lo necesite durante el tiempo que lo necesite, máxime teniendo en cuenta hacia donde vamos. Entonces, ¿qué hay detrás de esa obsesión por la contratación indefinida?, ¿o es que por cambiar de contrato va a ser más caro despedir a una/un undermileurista que lleve trabajando donde va a ser despedida/o desde hace dos años?.

Por todo esto no entiendo el discurso de los sindicatos, de verdad. Es obvio que un contrato de trabajo rescindible con 33 días/año, el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, el aumento en los parámetros para calcular el importe de las pensiones, la posibilidad de que las agencias privadas de empleo intervengan en el mercado laboral, implica -supone, lleva a- una reducción de los costes laborales, insisto: es obvio. (También supone una reducción de los ingresos públicos y un crecimiento del gasto público, luego habrá que recortar “otros gastos” para compensar).

Decía que era obvio, pero entiendo que no incrementa -aumenta- la demanda de trabajo; es decir, todas esas medidas no van a hacer que las empresas aumenten sus plantillas, contraten a más personas, necesiten más factor trabajo; mi argumento lo conocen: es imposible crear demanda de trabajo por ley. Si, según se dice, el objetivo de esta reforma laboral que se está discutiendo es “crear empleo”, ¿por qué los sindicatos no cuestionan que no lo va crear?; claro, claro, es posible que yo esté equivocado, aunque también existe otra posibilidad: que en las actuales circunstancias y durante mucho tiempo vaya a ser imposible que la demanda de trabajo crezca en España.

Mi lectura (la mía): marear la perdiz para, de nuevo: otra vez, llegar a mañana; luego, mañana, ya se verá que se hace: estará todo tan requetemal que se aceptará lo que sea: lo que haga falta, lo que toque, lo que haya que aceptar).

(Ha dicho la Señora Ministra de Vivienda del reino que 2010 “Es uno de los mejores años para comprar una casa” (El País 14.04.2010, Pág. 22). Ya saben lo que pienso: que no. Dejando a un lado el tema del IVA y el de la deducción por vivienda, incluso el de que las entidades financieras estén concediendo algún crédito inmobiliario más, hasta el de que los precios ya han bajado, e incluyendo el stock de viviendas que acumulan bancos, cajas y constructoras-promotoras, todo esto, pienso, no va a ser significativo cuando se produzca el verdadero derrumbe de la actividad económica.

Entiendo a la Señora Beatriz Corredor, y a quienes acumulan stocks de viviendas, pero pienso que la tendencia de los precios de la vivienda y de las oficinas es hacia el derrumbe: a medida que el desempleo vaya aumentando y vayan creciendo las dificultades de negocio, el exceso de oferta inmobiliaria se irá haciendo más manifiesto, a esto contribuirá una creciente impagadosidad. La evolución natural será, entiendo, el derrumbe de los precios de la vivienda. En consecuencia, pienso que el 2010, de cara a conseguir un precio bajo, no es un buen año para comprar, por lo que esperar al 2011 o al 2012 sería, en general y yendo con el dinero en la mano, la mejor opción y más, aún, de cara a la gran inversión: edificios enteros para reformar (fraccionar) y alquilar. Es mi opinión, claro).

(Ayer: estoy de acuerdo con el Dr. Rodigo Rato: va a haber una reducción en vertical del número de cajas -y de bancos-, pero pienso que van a quedar bastantes menos de veinte, entre otros motivos porque, pienso, no habrá negocio para veinte. También estoy de acuerdo con que el proceso se va a realizar en fases, pero, continúo pensando, no será en dos, sino en tres: tres niveles de absorción, tres escalones: una aproximación sucesiva al número conveniente. ¿En cuatro fases?, tal vez. Y con los bancos, igual; y con las compañías de seguros. ¿Concentración?; mmmmmmm, si, pero no sólo: optimización de recursos en una realidad minimalista).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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