La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Nouriel Rubini: Italia debe renegociar su deuda ya

Redacción - Viernes, 02 de Diciembre Cada vez está más claro que la deuda pública italiana se está volviendo insostenible y debe reestructurarse de inmediato. Cometer el mismo error que se hizo con Grecia y perder otro año tratando de prevenir el inevitable impago y reestructuración significará que esta última será desordenada. El aparente deseo de la eurozona de eliminar la implicación del sector privado del diseño del nuevo Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) sobre la base de que la reestructuración no se volverá a producir es una testarudez, recoge elEconomista.es Cuenta de que lo insostenible no es sólo la dinámica de la deuda griega. Con una deuda pública del 120 por ciento, intereses reales cercanos al 5% y un crecimiento del cero por ciento, Italia necesitaría un excedente primario del 5% del PIB en lugar del actual 0,5% previsto en 2011 para estabilizar su deuda a un nivel tan alto. Es decir, la disparidad primaria actual ronda el 4% del PIB. Sin embargo, los índices reales podrían aumentar pronto (si el mercado y las condiciones económicas empeoran) y tornarse negativo el crecimiento, ampliando la disparidad primaria y volviendo más insostenible todavía la dinámica de la deuda. La gran depresión Pasar a un excedente primario del 5% (la amarga píldora que el BCE y Alemania están imponiendo a Italia y demás PIIGS) convertirá a la recesión italiana (como la griega) en depresión cuando las subidas fiscales y los recortes del gasto y pagos de transferencia reduzcan la demanda agregada y las rentas disponibles. Incluso las famosas reformas estructurales empeorarán la recesión durante un tiempo. Hace falta relajar las leyes del mercado laboral para permitir el despido de cientos de miles de empleados públicos y privados. Hay que cerrar miles de empresas con pérdidas. Y hay que trasladar el empleo y el capital de los sectores en declive a nuevos sectores emergentes en los que existe una nueva ventaja comparativa. Pero ¿cuáles son esos sectores emergentes fantasmas, si Italia no puede tener una depreciación nominal y real para recuperar la competitividad y crear nuevas ventajas comparativas? Aunque el nuevo Gobierno tecnócrata dirigido por el respetado Mario Monti es mucho más creíble que el desacreditado Gobierno de Berlusconi, las limitaciones básicas macro y financieras no han cambiado. La deuda de Italia se vuelve insostenible y las políticas para reducirla empeorarán la recesión y aumentarán todavía más la insostenibilidad. Por eso los mercados han pasado por alto básicamente las buenas noticias de la llegada de Monti y han empujado los diferenciales italianos a unos niveles aún más altos y más insostenibles. Mal herido y debilitado Contra ese telón de fondo, Berlusconi sigue urdiendo planes y está dispuesto a tirar de la alfombra sobre la que se encuentra Monti en cuanto le venga bien política, judicial y electoralmente. El nuevo gobierno, reunido en un arrebato de desesperación indemocrática sin el apoyo efectivo de las dos grandes coaliciones de centro izquierda y centro derecha (está formado únicamente por tecnócratas y no tiene a ningún exministro que represente a los principales partidos) ha nacido por desgracia malherido y debilitado. Volviendo a los fundamentos, incluso si la austeridad y las reformas acabasen restaurando la sostenibilidad de la deuda italiana, la pérdida de credibilidad del mercado y el plazo que hará falta para recuperarla hará necesario contar con un prestamista de último recurso que dé apoyo y evite el estallido de los diferenciales soberanos. Las necesidades de financiación de Italia en los próximos doce meses no se limitan a los 400.000 millones de euros de deuda de próximo vencimiento y los déficit previstos de flujo. En este punto, la mayoría de inversores ricos en recursos italianos endosarían todas sus tenencias de deuda italiana al idiota (el BCE, el FEEF, el FMI o cualquier otro) que esté dispuesto a comprar esa deuda a los rendimientos actuales, ya que éstos (y las pérdidas de capital) podrían elevarse tanto que el apoyo oficial acabaría cayendo. Prestamista de último recurso Ahora, los inversores prestarán el total de 1,9 billones de euros de deuda italiana sin problemas si al otro lado de la mesa aparece un prestamista de último recurso. Los préstamos del FMI (supuestamente de 600.000 millones de euros) que circulan en la prensa repetirán también el error del programa griego. Al subordinar la deuda existente a los prestamistas oficiales, la probabilidad de la implicación del sector privado aumenta y el valor de la recuperación desciende, incrementando los rendimientos y precipitando una huida. Por todo eso, utilizar unos recursos oficiales valiosos para evitar lo inevitable es un tremendo error que financiará la salida de los que tengan la suerte de que sus tenencias venzan ahora o puedan ser trasladadas al sector oficial. Dado que éste goza de mayor estatus en el empréstito de financiación, los diferenciales de las tenencias privadas restantes subirán (como ocurrió en Grecia) porque quedarán subordinadas a la presencia de financiación oficial. Tampoco hay suficiente dinero oficial para respaldar a Italia (y pronto a España y tal vez a Bélgica) en los próximos tres años.Harían falta entre 2.000 millones y 3 billones de euros en moneda contante y sonante, y no en el dinero falso, o lo que es lo mismo, el apalancado del FEEF. Incluso el intento reciente de aumentar esos recursos con el FMI, los BRIC, los fondos de riqueza soberana y otros recursos internacionales está abocado al fracaso si el núcleo de la eurozona no está dispuesto a ampliar sus propias contribuciones (un FEEF mucho mayor, cercano al billón de euros) y el BCE no está por la labor de actuar de prestamista de último recurso sin límites.


[Volver]