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Nuevamente, Iberia como ejemplo

Santiago Niño Becerra - Martes, 04 de Diciembre

O IAG, o British Airways, que para el caso tanto da. 

Habitualmente lo más interesante de las cosas no se halla en los titulares, sino en el interior. El País del día 19 de Noviembre, en su Pág. 25, publicó un texto altamente interesante: “la negociación en Iberia arranca con escasas posibilidades de acuerdo”. En él pude leerse que BA ha reducido su plantilla el 40% en los últimos diez años. (Iberia, el otro miembro de IAG tan sólo lo ha hecho el 17%).

Reducción de plantilla. Se da por supuesto que si se reduce plantilla es porque sobran horas de trabajo; y sobran horas de trabajo porque, o bien se continúan realizando las mismas actividades -o más- pero con procesos organizativos diferentes y más eficientes; o bien se realizan menos actividades; o bien las actividades son las mismas, o son más, pero se ha procedido a la automatización de procesos. ‘Menos horas de trabajo’ que equivalen a menos personas lo que supone una reducción de plantilla.

La pregunta que al llegar aquí se hace: ‘¿Tiene este proceder un límite?’. La respuesta correcta es: depende.

Depende del objetivo al que se quiera llegar. En el caso de British Airways, las rutas más rentables de la compañía son las del Atlántico Norte, y los asientos más beneficiosos los de Business. Un objetivo posible -posible, no necesariamente realista- de la línea aérea podría ser que se centrase, tan sólo, en esas rutas y en esos asientos, y, como consecuencia, una plantilla ideal quedaría configurada. Pero es que hay más.

Cuando el CEO de una compañía automovilística manifiesta que el objetivo de una planta es ensamblar X cientos de miles de vehículos en realidad no está pensando en automóviles alineados en un puerto o en un parque de carga, sino en productividad: con los recursos de que se dispone y con los cambios que pueden realizarse hay que construir autos; luego si hay que construir tantos sobra o faltan tantas unidades de factores productivos entre los que se encuentra el factor trabajo y, por tanto, tantas personas.

En una palabra: hasta los 80 la razón de ser de la Economía era la producción, hoy lo es la dimensión. Antes era colocable: vendible, cualquier bien a cualquier consumidor debido a que había renta o capacidad de endeudamiento suficientes, máxime si se suponía que la cantidad de recursos era ilimitada.

Hoy, cuando la demanda tiende a la baja en una atmósfera de exceso de capacidad productiva instalada, cuando la capacidad media de consumo decrece, y cuando se sabe a ciencia cierta que la disponibilidad de recursos no es ilimitada, el truco consiste en encontrar el mix dimensional óptimo para tener un excedente cero de capacidad instalada y unos stocks nulos tanto de suministros como de productos acabados.

La tendencia es ir por ahí debido a que la tendencia es tratar de optimizar todo, por lo que esas reducciones de plantillas es de esperar que vayan a más; de ahí que quepa esperar un desempleo estructural elevado.

Es una cuestión de dimensión, pero la dimensión es cada vez menor. Y sí: es un tema nuevo. 

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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