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Paríт­s

Santiago Niño Becerra - Martes, 19 de Agosto Paríт­s es Francia: muchíт­simas/os francesas/eses no parisinas/os quisieran serlo; muchas ciudades que no son Paríт­s querríт­an ser Paríт­s. En Paríт­s hay glamour, claro; y esnobismo; pero lo fabrican bien y lo venden mejor. El paroxismo de ese proceder no se está dando hoy en la Place Vendíт´me, ni en la Avenue Montaigne, se dio en el siglo XVII en Versalles. Todo lo que hoy sucede en Paríт­s, en Francia, es nieto de aquello; lo que sucedió en el siglo XIX fue su hijo.

Ya habrán estado en Versalles, claro, no obstante, vuelvan otra vez y míт­renlo con los ojos de alguien que teníт­a, literalmente, todo el poder que se podíт­a tener, pero que aún queríт­a algo más. (Lo más importante es ese “algo más”).

Un monarca absoluto (en el fondo un déspota ilustrado era lo mismo) lo era porque era él, o ella, quien en la Tierra recibíт­a el poder de Dios. Luíт­s XIV lo teníт­a, pero queríт­a, deseaba, obtener algo más: que nadie, absolutamente nadie, discutiese ese poder; y para ello creó una historia paralela vinculándose, por comparación, con algo que nadie podíт­a discutir porque no era discutible: la mitologíт­a griega. Y le funcionó, y muy bien: el modelo fue imitado, aunque jamás las imitaciones resistieron la comparación con el original. Fue en ese momento cuando nació la Francia que hoy conocemos.

Ese toque de distinción, esa distinción, ese glamour, lleva a que, por ejemplo, por un bolso de piel, sin pedreríт­a alguna, de alguna conocida firma se pidan más de 12.000 euros y a que, quien pueda, los pague sin rechistar. Esto, lo del bolso, es idéntico a aquello, lo de Luis XIV, porque esto es hijo, o nieto, tanto da, de aquello: es una forma de hacer las cosas que ha funcionado, y muy bien, ! hasta ahora.

Para poder actuar de tal forma tienen que darse dos circunstancias: 1) que los demás acepten lo que Francia produce y vende, y 2) que Francia lleve a cabo, de forma constante, un proceso de mantenimiento de su escenario, de su marco, de su glamour. Para que se de el primer punto es preciso que se mantenga la renta o la capacidad de endeudamiento de quienes desean lo que Paríт­s ofrece; para que se de el segundo punto es imprescindible que se disponga de toda la pasta necesaria para mantener el inmenso decorado que alberga, que enmarca, ese glamour. Lo primero cada vez va a ser más difíт­cil, lo segundo será, cada vez, más complicado.

Quienes de Uds. hayan estado unos cuantos díт­as en Paríт­s, no un par de fines de semana, sabrán a qué me refiero, y no por temas profesionales, sino por relax. Pasear, detenerse a contemplar (no a mirar) un escaparate, tomar un café en una terraza. Saint Germain-des-Prés, Les Tuileries, también la Explanade de La Defense y la Place des Vosges, y el Quai de Valmy, y los senderos abandonados de la parte vieja del Híт´pital de Saint-Louis, y los paseos de tierra de la Avenue Foch.

Paríт­s ha sabido generar el deseo de estar en esos lugares, de comprar lo que se expone en esos escaparates, de tomar un café en esas terrazas, de pasear por las orillas del Sena; y ha sabido venderlo, y ha sabido conseguir que las gentes de todo el planeta estén dispuestas a pagar lo que se les pide por haber estado en esos lugares, por haber tomado un café en esas terrazas, por haber adquirido lo que se expone en esos escaparates. Síт­ ha sabido, pero ha partido de la base de que iban a cumplirse los dos puntos citados, y, hasta ahora asíт­ ha sido, pero, ¿se seguirán cumpliendo?.

La economíт­a francesa va ser una de las que más va a sufrir con la crisis en que la economíт­a mundial ya ha entrado (la española, más); una de las razones de ello será la no necesariedad de muchos de los bienes y servicios que la economíт­a parisina-francesa fabrica, porque, vamos a ver: ¿es necesario un brazalete de 160.000 euros expuesto en alguno de los escaparates de los joyeros que pueblan la Place Vendíт´me?, ¿es necesario tomarse un Perrier sentado en la terraza de un café de la rue Saint-Honoré y pagar por ello más de seis euros?. Evidentemente, la respuesta es no: no es necesario: lo necesario será sobrevivir, no algo lujoso y, por consiguiente, no importante.

Menor consumo supondrá menores ingresos públicos, menos actividad reportará menor cuantíт­a en impuestos, luego el menor caudal público deberá ser destinado a aquello que sea necesario: ¿lo será volver a dorar Le Díт´me des Invalides?.

Cuando en los años 2011 y 2012 la crisis alcance su apogeo, economíт­as como la parisina orientadas al deseo de posesión de una imagen se hundirán: porque la inmensa mayoríт­a de quienes desean esa posesión no tendrán ni renta ni capacidad de endeudamiento para pagar por ello, y quienes deben mantener el glamour no tendrán fondos para conservar la urna de tal glamour. Y será una lástima, pero las cosas pasan.

Mi sugerencia: vayan otra vez a Paríт­s y recuérdenlo como lo vean.

(No deja de tener su gracia que estén leyendo esto cuando aún están resonando las palabras que el Primer Ministro francés, M. Franíт§ois Fillon, pronunció ayer solicitando una acción coordinada de toda la UE ante la situación económica y social en la que se está adentrando toda Europa; como deseo no está mal, el problema es que, aunque se llevase a término (algo se hará, claro), no serviríт­a de nada: recuerden: se trata de una crisis sistémica; además, es imposible poner en marcha algo asíт­ de hoy para mañana porque las instituciones europeas no están pensadas para actuar de tal modo; eso sin olvidar las circunstancias tan diferentes que, por ejemplo, afectan a las economíт­as de Francia y Austria. Si antes se hubiera pensado en algo asíт­ ! , que nadie se culpe: entonces no tocaba).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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