La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Poquito a poco (más)

Santiago Niño Becerra - Martes, 20 de Noviembre Recuerdan: "y hasta hay un gato que ladra".

Lenta, pero imparablemente; sin correr, pero continuadamente; cada díт­a un poco más. Asíт­ es como está siendo ¿filtrada? a la “opinión pública” (¿qué demonios será, en realidad, la “opinión pública”?, la información sobre lo que está llegando. El díт­a 7, la Agencia Internacional de la Energíт­a con sus avisos sobre una crisis de oferta de crudo; el 8, Mr. Bernanque y M. Trichet; el 9, la Comisión Europea. Es como si cada díт­a se fuese poniendo un clavo más al ataúd de la evolución económica; ¿mundial?, ¡pues claro!, ¿no estamos en un mundo postglobal?.

Hemos llegado a un punto en el que, tocar algo, referirse a algo, implica tocar todo lo demás, supone decir sobre todo, no sobre algo; es como en el juego de los palillos chinos, pero con la particularidad de que hemos llegado a un punto en el que ya es imposible sacar un palillo sin mover ninguno de los demás. Síт­ganme. Imaginen una red de pescar en tres dimensiones, no un ovillo hecho con red de pescar, sino una red con largo, ancho y alto cuyo “interior”, fuese, también, red. Convendrán conmigo que en una estructura como esa, cualquier nudo de esa red está conectado con todos los demás, y que moviendo uno de los nudos se mueve el resto de nudos. Pues bien, el entramado económico del planeta es una red de esas caracteríт­sticas.

Sin embargo, sin embargo, todos los nudos de esa red están cohesionados por cuatro fuerzas, de tal modo que si una de las tres falla, toda la red se desmorona. Esas cuatro fuerzas son: 1) la posibilidad de endeudamiento - la capacidad de sostener deudas, 2) las posibilidades de utilización del dólar USA y los fines de esas utilizaciones, 3) la identificación entre oferta actual y futura de commodities y demanda de comodities de hoy y venidera y, 4) la confianza. Lo repito: si una, o más, de esas cuatro fuerzas de cohesión cesa, la red se va a la mierda.

De las cuatro, posiblemente sea la última de la lista anterior, la más inmaterial, la que sea más importante: si la confianza declina, si la confianza se pierde, si la confianza flaquea, todo se derrumba, todo se colapsa. TO-DO. De hecho, si la confianza se reduce, se reducirá la intensidad de las otras tres fuerzas, por lo que la cohesión que mantiene unidos todos los nudos de la red se reducirá. Pues bien, la disminución de la confianza ya ha empezado.

Lo que ha dicho la AIE, lo que ha manifestado M. Trichet, lo que ha expuesto Mr. Bernanke. Lo que con medias palabras y con medias lenguas, dicen, manifiestan y exponen, cada díт­a un poco más, expertos y conocedores de la realidad (pero de la realidad de verdad) va por ese lado. Independientemente del precio que por él haya que pagar, ¿seguirá habiendo petróleo?; al margen de que los tipos de interés crezcan, o no, ¿se conseguirá frenar la inflación?; suponiendo que China y otras economíт­as emergentes continúen sosteniendo al dólar USA, ¿entrará USA en recesión?. Da igual que los planteamientos sean acertados o no lo sean, esas preguntas, aún sin respuesta, lo que están creando son sombras de duda, es decir, menoscabo en la confianza.

En esta red, España es un minúsculo punto, un punto muy pequeñito, extraordinariamente dependiente, con problemas propios y particulares muy concretos, un punto que lleva doce años de moda y en los que ha estado viviendo muy por encima de sus posibilidades reales; por eso su panorama es mucho más sombríт­o que el de muchos de los puntos.

La crisis que viene será de falta de recursos, de falta de todo aquello que sirve, que se utiliza para avanzar, para crecer, para generar PIB; cualquier cosa que ello sea, desde agua a dinero, desde posibilidad de endeudamiento a empleo, desde petróleo a capacidad emprendedora; desde confianza en que las cosas pueden funcionar a confianza en que deben funcionar. El sistema ha estado desperdiciando recursos porque el modelo en uso era desperdiciador, por eso llega la crisis y por eso el sistema tendrá que reajustarse, no se morirá -aún- pero deberá implementar una nueva operativa, y eso siempre es duro.

Y síт­, hasta oiremos ladrar a algunos gatos, por ejemplo el anuncio de la AIE del díт­a 13: los precios del crudo bajarán en el 2008 debido a una menor demanda ocasionada por los altos precios que el petróleo ha alcanzado. ¡Y una mierda!, la demanda bajará porque en el 2008 la actividad ya empezará a resentirse debido a que todo irá a peor. Otra vez, ¿por qué no se dice la verdad?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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