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¿POR QUÉ LOS BANCOS ESPAÑ‘OLES AGUANTARON LOS DOS PRIMEROS AÑ‘OS DE LA CRISIS SIN NECESITAR

José Luis Martínez Campuzano - Lunes, 04 de Octubre ilustracionUn resumen de la situación del Sistema Financiero Español. Del pasado al futuro, pasando por el presente. Fue una conferencia del Gobernador del Banco de España recientemente. En definitiva: ¿Por qué el sistema bancario español resistió los dos primeros años de crisis sin necesitar inyecciones significativas de capital hasta las que se han suministrado este año en el marco del proceso de reestructuración de las cajas de ahorro? Se ha explicado muchas veces: factores como una buena regulación, una intensa supervisión y la especial dedicación a un negocio minorista bien gestionado, generaron soportes tales como el sistema de provisiones o la ausencia de inversión en operaciones e instrumentos de financiación complejos, que sirvieron para que nuestras entidades bancarias no colapsaran, como sucedió en buena parte de los países más desarrollados

* Pero es evidente que los doce años de expansión vigorosa generaron muchos desequilibrios en la economía y en el sector bancario. El rápido aumento del crédito, a tasas que eran insostenibles en el largo plazo, vino acompañado de un aumento significativo de la capacidad instalada, de una creciente concentración de riesgos en el sector inmobiliario y de un mayor recurso a la financiación exterior. Estos desequilibrios afectaron a todo el sistema, pero de forma más significativa a las cajas de ahorros, que en general concedieron más créditos que los bancos, se expusieron más al sector inmobiliario y tuvieron un menor nivel de diversificación, así como una gobernanza claramente mejorable en algunos casos.

* En la primera fase de la crisis se tomaron distintas medidas para evitar las consecuencias del derrumbe de la financiación mayorista. Tanto las adoptadas a nivel nacional, entre las que destaca la aprobación del Fondo de Adquisición de Activos Financieros y las emisiones avaladas por el Estado, como las adoptadas por parte del BCE -fundamentalmente garantizando la financiación ilimitada- fueron medidas que cumplieron un papel importante para evitar el colapso del sistema.

Pero el desafío más importante durante la crisis ha sido el de acometer el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros. Para llevarlo a cabo se creó el FROB, que facilitó la reestructuración por dos vías: por un lado, permitió ayudar a aquellas entidades solventes que aceptaran emprender procesos de integración y reducir su capacidad; por otro, el FROB sirvió también para facilitar la intervención rápida de entidades que no eran viables


* En los doce meses que siguieron a la aprobación de la Ley del FROB, se ha ido desarrollando ese proceso de reestructuración, que ha permitido disminuir el número de entidades, aumentar su tamaño y establecer planes de reducción de oficinas, personal y estructuras generales, para adaptarlas a una nueva situación en la que presumiblemente el crecimiento del negocio será mucho menor que en el pasado. Las ayudas públicas comprometidas, fundamentalmente a través de participaciones preferentes, son importantes -del orden de 11.000 millones de euros- pero siguen siendo pequeñas si se comparan con las que han aportado los Estados de otros países desarrollados.

* Los resultados de las pruebas son bien conocidos y muestran la solidez del sistema bancario español: todos los bancos de nuestro país estaban por encima del objetivo fijado de Tier 1 y, tras las ayudas del FROB, solamente cuatro cajas quedaron por debajo de ese umbral. Pero lo más importante es que ahora existe información transparente sobre la exposición de las entidades españolas a las principales clases de activos y, con ello, los analistas pueden evaluar su resistencia ante distintos shocks hipotéticos. Las pruebas de resistencia han permitido rebajar la tensión en los mercados de deuda pública, y han contribuido a reabrir algunos canales de financiación para nuestras entidades.

* Todo esto ha llevado a una mejora en el funcionamiento de los mercados mayoristas, aunque deben mantenerse ciertas cautelas, porque es evidente que todavía no pueden descartarse por completo potenciales nuevos episodios de inestabilidad financiera a nivel internacional que obstaculicen la normalización de los mercados, por lo que en cualquier caso, bancos y cajas deberán seguir pensando en fortalecer su estructura de financiación.

* Este esfuerzo de consolidación fiscal, superior a 5 pp del PIB en sólo dos años, es excepcional, pero era inexcusable si se quería retomar una senda de estabilidad de las finanzas públicas y disipar las dudas acerca de su sostenibilidad. Y si se quiere que estas ganancias de credibilidad sean duraderas, es esencial que los objetivos anunciados se cumplan estrictamente, corrigiendo cualquier posible desviación de los mismos si fuese necesario. Además, dado el elevado grado de descentralización de nuestro país, es crucial que las CCAA y los ayuntamientos se impliquen seriamente en la consecución de estas metas.

En esta misma dirección, pero con un enfoque más centrado en el medio y largo plazo, también debe abordarse cuanto antes, en el marco del Pacto de Toledo, una reforma del sistema de pensiones orientada a mejorar la equidad del sistema y garantizar su viabilidad.

* Con el objetivo de corregir estas ineficiencias, el pasado mes de junio el Gobierno aprobó y remitió al Parlamento un conjunto de medidas orientadas principalmente a la reducción de la dualidad en la contratación y a reforzar los instrumentos de flexibilidad interna de las empresas. La reforma propuesta, aunque no cambia todos los elementos del sistema anterior, contiene avances positivos, que hacen posible que aquellas empresas que se encuentren en dificultades puedan adoptar, de acuerdo con sus trabajadores, unas condiciones mejor adaptadas a su situación, que favorezcan la conservación de los puestos de trabajo. Ahora es fundamental que estas posibilidades de mejora de nuestro aparato productivo que abre la reforma laboral se aprovechen al máximo.

* En definitiva, en el próximo futuro, el factor clave para nuestro sistema bancario es la recuperación del crecimiento. Para lograrlo, además de las medidas específicas que se han adoptado en el ámbito financiero, se ha identificado un conjunto de medidas fiscales, laborales y estructurales, que es necesario desarrollar con decisión por todas las administraciones públicas. Y, como he dicho, en este momento lo más importante es que las posibilidades que ha abierto este nuevo marco sean aprovechadas con prontitud por los trabajadores y los empresarios.

* Sin embargo, de cara al futuro nuestro sistema bancario deberá afrontar además otros retos de primera magnitud, relacionados, tanto con la naturaleza del negocio bancario en el nuevo contexto económico que se abre para los próximos años, como con la aparición de novedades en el ámbito de la regulación y de la supervisión que determinarán su marco de actuación

* Los últimos datos indican que la tendencia al aumento de los activos dudosos se ha detenido (venían aumentando desde 2007). Ello podría indicar que la mayor parte del ajuste se ha realizado ya, pero todavía queda mucho camino por recorrer en el ámbito de la gestión de los activos. En este terreno, recientemente el Banco de España ha decidido aumentar sus exigencias, lo que supondrá, ceteris paribus, un aumento del 2% en el nivel de provisiones durante el año 2010.

* Los líderes del G-20 acordaron en su Cumbre de Pittsburg que la reforma regulatoria del capital y liquidez (conocida como Basilea III) debería estar terminada a finales de este año 2010 y entrar en vigor a finales de 2012. En este sentido es fundamental calibrar adecuadamente las distintas medidas para conseguir los objetivos deseados. Por otra parte, se es consciente de que los nuevos estándares podrían tener un coste elevado para las entidades, para el sistema financiero y la economía en general, si se aplicasen con todo su rigor en una situación complicada como la actual.

Por este motivo, también dejaron clara la necesidad de que se establezca un período transitorio suficientemente largo, y las normas de “grandfathering” que sean necesarias, con el fin de que la reforma se implante de forma progresiva a medida que las condiciones financieras mejoren y la recuperación económica esté asegurada.

* No quiero acabar sin mencionar la nueva arquitectura de supervisión de la UE, donde tendrán un papel fundamental el denominado Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB) y la EBA, la Agencia Europea de Supervisión Bancaria. El objetivo de esta última es el de empezar a coordinar a los supervisores europeos. El simple hecho de reunir periódicamente a los supervisores supondrá un paso de gigante, pues así como los Gobernadores de los Bancos Centrales nos reunimos con frecuencia -más de 20 veces al año los que somos miembros del Eurosistema y unas 4 veces con todos los Gobernadores de la UE- los supervisores bancarios europeos no se reúnen nunca al más alto nivel.

Por otro lado, el Consejo Europeo de Riesgo Sistémico se dedicará fundamentalmente a los temas de estabilidad financiera, en los que sin duda el aspecto esencial es el denominado análisis macroprudencial.

* En efecto, esta crisis ha sido de una intensidad sin precedentes, pero cuando uno mira hacia atrás lo hecho estos tres años, tanto a nivel nacional como internacional, podemos sentirnos satisfechos porque se han dado unos pasos muy importantes. Sin embargo nadie puede decir que ya hayamos salido de la crisis. El grado de incertidumbre sobre la reactivación económica es elevado, casi todas las economías siguen creciendo por debajo de su potencial, continúan existiendo problemas importantes en diversos segmentos de los mercados financieros y los sistemas bancarios todavía no han recuperado la normalidad en su funcionamiento.

Queda mucho por hacer, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que no es posible corregir rápidamente los importantes desequilibrios acumulados durante tanto tiempo. Pero estamos en el camino adecuado. Lo que hace falta es seguir manteniendo la tensión reformadora, no caer en la denominada “fatiga reformista”, al menos hasta que no veamos, tanto a nivel español como mundial, no sólo una normalización de los mercados financieros y una recuperación sostenida del crecimiento, sino sobre todo una caída sustancial de las tasas de paro, de tal forma que ese número ingente de conciudadanos que están sin empleo haya podido salir de la situación de inseguridad e incertidumbre en la que todavía está viviendo.

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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