La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Reflexiones Ѣ€“ 2

Santiago Niño Becerra - Martes, 18 de Mayo 8 Ѣ€" Cuando en España se dice:.ilustración "Es necesaria una reforma del mercado de trabajo" se argumenta, dígalo quien lo diga, que es para favorecer la creación de empleo, pero el trabajo es demandado por quienes lo necesitan y cuando lo necesitan, no porque lo diga una ley, luego, una verdadera "reforma laboral orientada a la creación de empleo" debería incidir en hacer necesario ese factor trabajo para quienes puedan demandarlo ("puedan demandarlo" = "estar en disposición de necesitarlo"), lo que equivaldría a circular por una economía planificada

No, pienso que la reforma laboral de la que se habla está orientada a reducir el coste laboral total, a decrementar los precios de sus diversos componentes. Yendo por ese camino es posible que las empresas reduzcan sus costes, pero no incrementarán su demanda de trabajo porque no va a aumentar el consumo de sus fabricados ya que no van a hacerlo ni la renta de la población ni el acceso al crédito de esa población. Más aún, lo que es posible es que algunas empresas apliquen un teórico aumento de los beneficios que pudieran experimentar a partir de esa reducción de costes a aumentar la productividad vía bienes de capital y absorción de factor trabajo, lo que llevaría a un incremento del desempleo. ¿Es factible que algo así suceda?, no creo: recuerden: el tipo de PIB que España genera. Otra alternativa no la veo: recuerden también: España nunca podrá competir en costes del factor trabajo con Marruecos.

Entonces, ¿para qué, “tan sólo”, decrementar el coste laboral?, pienso que, de entrada, “para hacer algo”, para que no se diga que no se hace nada; también para que algunas compañías y algunas actividades aumenten su margen neto; y para que el factor trabajo acepte lo que le propongan sin protestas ni altercados; y, ¡como no!, para que algunas empresas sobrevivan. Vale, OK; pero crear empleo, lo que se dice crear empleo, poco.

(Al margen de esto pero teniéndolo muy presente. Dicen que en el reino es necesaria una reforma del mercado laboral porque el que tenemos no funciona. Es muy curioso que quienes ahora eso dicen nada dijeran cuando, en el 2007, este mismo mercado de trabajo contra el que ahora denuestan situó la tasa (“oficial”) de desempleo del reino en el 7,95% lo que algunas voces aprovecharon para susurrar que España se encontraba próxima al pleno empleo. ¿Cómo es posible que la misma estructura del mercado de trabajo fuese maravillosa hace menos de tres años y ahora sea una cochambre repugnante?. ¿No será que el verdadero, el auténtico problema, es otro?, ¿qué?, pues un modelo productivo que es incapaz de ocupar factor trabajo a no ser que se fabriquen cosas que deban utilizar ... mucho factor trabajo. ¿Kafkiano?, algo de eso hay?). 

9 Ѣ€” Aquí, allá y en todas partes se está procediendo a realizar el cuestionamiento del objetivo de alcanzar una baja inflación: el famoso 2% de la UEM, es decir, que a ese ¿deseable? aumento de precios se le debería dejar llegar a un nivel relativamente alto. Olivier Blanchard, economista jefe del FMI encabeza el argumento: si el nivel de precios fuese más elevado (hubiese sido), cuando fuese necesario reducir los tipos de interés habría más margen para reducirlos, por lo que los precios tendrían un mayor recorrido evitándose el riesgo de inflación.

Pienso que eso no es así porque ello equivale a olvidar el motivo por el que los precios han ido cayendo a lo largo de estos meses: porque el consumo ha ido hundiéndose a medida que se iba agotando la capacidad de endeudamiento de la población y a medida que el paro ha ido creciendo; a eso hay que añadir los esfuerzos realizados por las compañías para ganar competitividad debido al creciente exceso de capacidad productiva que se ha ido produciendo.

Más: pienso que la política monetaria tal y como la entendemos ya ha dejado de tener sentido. Los precios tienden a la baja debido a que, sigo pensando, la tendencia es hacia la fabricación de lo necesario utilizando los instrumentos que sean más productivos; eso lleva el consumo a unos niveles menores o mucho menores que los actuales, pero a una mayor eficiencia y a un menor despilfarro, lo que posibilitará precios reducidos en un entorno totalmente productivo.

¿El papel de la política monetaria?: muy reducido: servir de portador a la economía real, de alguna manera, volver al papel que antes desempeñó, aunque de forma coordinada en grandes áreas del planeta. Nada que ver con lo que hemos tenido, vaya.

Claro que querer más inflación tiene una consecuencia “positiva”: crea, a corto plazo, un efecto euforia, y tal y como están las cosas, ¡bienvenidos sean los parches!, ¿no?. Hay otra cuestión en relación a una situación deflacionaria: pone de manifiesto lo que no es necesario. En la Gran Depresión había expectativas de que ese desastre se resolvería si el Estado, hasta entonces al margen de la economía, participaba activamente en ella, pero mañana, cuando los precios se estén reduciendo debido a que la productividad esté aumentando, no habrá expectativas que valgan. Se consumirá lo que sea necesario independientemente de quienes consuman, luego la capacidad productiva se ajustará al consumo (de todo) en un entorno de precios “bajos” y en un escenario de exceso de factores productivos. Y al contrario que en los años 30 no hay que combatir eso, sino adaptarse a un momento nuevo, por ello estamos ante un cambio sistémico.

En lo que nos ocupa: tenemos que acostumbrarnos a vivir con precios bajos y a la utilización conveniente de factores productivos; un escenario de “desempleo” en comparación con la situación actual, y eso es algo nuevo, totalmente nuevo.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]