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RSC

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 23 de Diciembre De una u otra forma ya hemos abordado en lacartadelabolsa el tema de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). ilustración Vamos a dedicarle unas cuantas líneas debido a un mail de una lectora que recibí hace unos días.

“Trabajo en (nombre de una compañía) desde hace algún tiempo y ante las incertidumbres actuales y futuras desearía plantearle algunas dudas que me rondan últimamente por si pudiera orientarme.

¿Hasta que punto y en qué medida cree que el nuevo Sistema de Gestion de Responsabilidad Social Corporativa puede ser una herramienta de inflexión en la evolución futura del sistema capitalista?.

Por lo que sé hay un enorme interés estratégico por parte de importantísimos grupos de poder europeos en su promoción y expansión global, y en la participación e implementación en el mayor numero posible de empresas, pymes, sindicatos, entidades privadas y organizaciones no gubernamentales, promovido por la Comisión Europea como medio para alcanzar el liderazgo competitivo a nivel mundial en un futuro próximo.

A mi parecer, y tras las experiencias de prueba llevadas a cabo en los últimos años por diferentes organizaciones empresariales a nivel individual a lo largo y ancho del planeta, parece que pueda ser viable utilizarla como una herramienta clave y generalizada en la consecución de los planteamientos de eficiencia, productividad y corporativización global a los que usted alude en sus pronósticos futuros y de alguna forma supondría la externalización por parte de los gobiernos de las funciones sociales que no podrían asumir por falta de recursos tras la crisis.

La RSC es un tema que la inmensa mayoría de la población (incluyendo a muchos empresarios) desconoce y que puede disfrazarse de mil formas a través de las “Fundaciones” como ya se ha venido haciendo con otros “intereses generales” (...).

Y otra cuestión seria la Economía Solidaria. ¿Puede ser viable como alternativa económica o será absorbida por el sistema al igual que las cuestiones medioambientales y otros tantos intentos alternativos surgidos en las últimas décadas?”

Mi respuesta fue la siguiente:

“Pienso que la RSC es una cuestión para cuando ‘las cosas van bien’: ¿por qué una empresa va a dedicar fondos para cuidar a unas gente si puede utilizarlos para mejorar su productividad?. Pienso que lo que hoy entendemos por ‘protección social’ será internalizado: pasará a las empresas, pero a las grandes corporaciones -su gente: la que necesita: los insiders- y a las ONGs, el resto: los outsiders: a quienes llegue.

Y así fue respondido por mi lectora:
“Estoy básicamente de acuerdo, evidentemente son las grandes corporaciones las que realmente pueden y ponen en práctica un sistema RSC eficiente, el resto solo serán pequeños clientes del sector de las certificaciones al igual que ocurrió con los Sistemas de Calidad; pero sirven para expansionar la idea de la responsabilidad empresarial,  y curiosamente esas grandes corporaciones son las más interesadas en su promoción. Cualquier sistema de gestión está enfocado al aumento de la productividad y los beneficios, y la RSC riza el rizo. La “protección social” semi-privatizada puede dar y da muchos beneficios (léase negocios, alianzas y futuras inversiones).

La futura ISO 26000 de Estandarización, Normalización y Certificación de RSC global, en principio proyectada desde 2003 para este año, ha tenido que ser pospuesta a 2010 y aparecerá únicamente como Guía y no como Norma por falta de acuerdo entre ONGs españolas y CEOE, quienes se niegan a aceptar los términos redactados en borrador como Norma, ya que las incidencias o no conformidades derivadas del no cumplimiento pondrían en riesgo la reputación empresarial (a lo que en el resto de países nadie ha puesto objeción). Eso dice mucho de nuestro nivel”.

Resumen del resumen para todas/os Uds.: The New RSC, la RSC que va venir cuando, hacia el 2015, comience la recuperación será un mix de modelo de protección social externalizado por los Estados y de atención internalizada por las corporaciones para sus empleadas/os necesarias/os, y normativizada aunque, de entrada, con matices. ¿Los mínimos de esa relación?, a decidir.

(Como contraste: una persona que ha estado pasando unos días en Cuba me ha remitido el siguiente mail:

“(...) Allí la población no es consciente aún de lo que se les avecina. Te dicen que están acostumbrados a la crisis perpetua.  Están pendientes de las remesas para ir a las tiendas en divisas “shopings” a comprar lo elemental y algo de pacotilla. El resto lo compran en moneda nacional y mayoritariamente en el mercado negro. Se quejan de que cada vez resulta más caro conseguir los alimentos.

Parece que quitarán la libreta de racionamiento y dejarán una moneda única con un valor cercano al dólar. Esto dejaría a muchos en situación grave, pero parece que la idea es que así se verían obligados a trabajar en la agricultura y en lo que interese. De cambios nada; todo igual”.

Continúo pensando lo que ya les he comentado en otras ocasiones: el verdadero fracaso de la Revolución fue creer que Cuba podía ser un país diferente, una economía independiente del exterior, de USA. La Revolución, nacionalista hasta la médula, cortó esa dependencia, pero tres años después Cuba tuvo de caer en la órbita de la URSS: de una dependencia a otra, hasta 1992. Hoy Cuba no depende unilateralmente de ningún país, pero su economía depende de bastantes. La pregunta es cómo se arregla algo así, máxime teniendo en cuenta lo que viene).

(Los “Facilitadores Financieros” (FF) (¿acabarán llamándoles “Conseguidores”?), vaya figura, ¿no?: una compañía a la que una entidad financiera le haya dicho nones a una solicitud crediticia acudirá a un FF a fin de que interceda ante dicha entidad; si la entidad da su OK, el Estado cubre -con dinero público- más morosidad que pueda llegar (¿la ocasionada por el crédito conseguido por el FF?), si continúa la negativa, el tema se reorienta hacia el ICO que analiza y, en su caso, concede: hasta dos millones por crédito y hasta dos cientos mil créditos (como vayamos a máximos nos colocamos en cuatrocientos de miles de millones). ¿Cómo les suena?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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