La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Saga

Santiago Niño Becerra - Viernes, 16 de Noviembre Parece que hoy va literatura, pero no.

John Galsworthy fue un escritor inglés que ha pasado a la posteridad por una obra distribuida en varios volúmenes -el primero de los cuales fue “A man of property” publicado en 1906- de tíт­tulo “La saga de los Forsyte” en los que retrataba la historia de una familia perteneciente a la clase alta británica. En España, la adaptación televisiva de la obra dio origen a las series de televisión.

El significado de “saga” es ilustrativo. Una de las acepciones que el Diccionario de la RAE da al vocablo es “Relato novelesco que abarca las vicisitudes de dos o más generaciones de una familia”. Si Uds. ponen algo de imaginación, convendrán conmigo en que la historia de RENFE no deja de ser una saga. Y como “todo el mundo” ha hablado lo que ha considerado conveniente en relación al tema, asunto, affaire, de RENFE en Barcelona, y como yo, hasta ahora, no he dicho ni una palabra sobre el mismo, he considerado que ya ha llegado el momento de que diga algo de la saga de RENFE.

Algunas/os de Uds. recordarán el significado que, popularmente, “antes”, se habíт­a dado a RENFE: Rogamos ENvíт­en Fuerzas de Empuje; era otra época, pero la singladura que en los últimos meses está llevando la empresa ferroviaria en Barcelona, los últimos avatares de la saga de RENFE, hacen retrotraernos a aquella época.

El área metropolitana de Barcelona es un territorio muy complejo porque engloba a una serie de localidades grandes y muy próximas unas a otras, además, esas localidades cuentan con volúmenes de actividad económica de importancia que conviven con poblaciones humanas numerosas; de todo ello se deducen cifras de movimientos, tanto económicos como privados, muy elevadas. Y aquíт­ aparece el primer problema: nunca el área metropolitana de Barcelona ha contado con una red ferroviaria acorde con esas cifras de movimientos. NUN-CA.

En estas, quienes deciden esas cosas, decidieron que, por necesario, era pertinente tender una líт­nea férrea de alta velocidad entre Madrid y la frontera francesa pasando por las cuatro capitales de provincia catalanas, y a ello se dedicaron, sin entrar en detalles, recursos y esfuerzos. Pero claro, los trabajos necesarios para materializar el tendido entraron en colisión con la estructura urbana y ferroviaria existente en el área de Barcelona; a todo esto, esa líт­nea de alta velocidad se convirtió en un tema políт­tico, politizado y politizable, por todos y para todos los partidos y líт­deres políт­ticos tanto del Gobierno central como del autonómico catalán, y tanto para la oposición nacional como para la autonómica de Cataluña.

Y de esa colisión, como no podíт­a ser de otra forma, ha nacido un desastre, un desastre cuyo último pagano está siendo la economíт­a catalana y los usuarios afectados. (De las chirigotas que a costa de este desastre se están haciendo en el extranjero no vale la pena decir nada).

Yendo hacia atrás, los culpables se cuentan por decenas. Son culpables todos los Gobiernos del reino desde la reinstauración de la democracia por no haber ¿visto? la degradación en que estaba entrando la red ferroviaria del área de Barcelona y haber realizado las inversiones pertinentes; lo es el partido políт­tico que estuvo gobernando en Cataluña durante 22 años en régimen de monopolio por no haber reclamado esas imprescindibles inversiones; lo es el actual gobierno catalán por no haber puesto en segundo lugar en la lista de reivindicaciones el lamentable estado en el que se encontraba la red ferroviaria catalana; lo es la oposición -toda- al no haber puesto su dedo acusador en la llaga de los ferrocarriles catalanes; lo son los gobiernos municipales y las instituciones locales por no haber reclamado, hasta haberse quedado afónicos, las imprescindibles mejoras.

Pero también lo son, todos los anteriores, por no haber dicho en su momento que síт­, que el AVE Madrid - Barcelona - Frontera francesa estaba muy bien, pero antes era esencial hacer lo que debíт­a hacerse en el área férrea local; lo son, también, las compañíт­as que han aceptado hacer las obras sabiendo el pifostio que se iba a liar; lo son todos los políт­ticos por haber tragado con un plan que estaba abocado al fracaso.

¿Y la ministra de Fomento, la Sra. Magdalena Álvarez?, ¿es culpable?. Pues tal y como yo lo veo, muy poco. La Señora Ministra es un políт­tico en el Gobierno, por lo que traslada lo que le dicen y firma lo que le indican, por lo que su implicación en el desastre es por extensión, pero no por decisión. ¿Deberíт­a dimitir?, ¿deberíт­a ser cesada?, síт­, pero tan sólo por eso de lo que tantas y tantos hoy hacen gala sin utilizarlo: por coherencia, pero por nada más; sin embargo, no será cesada porque su persona es un útil pim-pam-pum de feria contra el que todo bicho viviente puede descargar sus improperios.

Sin embargo, los únicos que no son culpables de nada, de nada en absoluto, son las usuarias y los usuarios de los ferrocarriles de cercaníт­as que se están viendo afectadas y afectados por este desastre; y las empresas que ven como sus trabajadoras y trabajadores llegan cabreadas/os, cansadas/os y en ocasiones con retraso a sus trabajos tras horas de colapso circulatorio y de deambular en transporte público sustitutivo; y, ¡como no! los vecinos de las obras que han de soportar noches y noches de insomnio. Esas y esos sufrientes, esas ciudadanas y esos ciudadanos no tienen la culpa de nada, como no la tuvieron en Julio cuando se produjeron los cortes de fluido eléctrico en Barcelona por un motivo muy similar: falta de inversión; sin embargo esa ciudadaníт­a está pagando el desastre y va a pagar su resolución. Esa, y no otra, es la saga de RENFE, y lo es lo que vaya a durar, que ni eso se sabe a ciencia cierta.

Cuando dentro de 50 años el John Galsworthy de la época escriba la saga de RENFE, espero que la cuente como ha sido, sin añadir nada; no hará ninguna falta para que tenga un éxito clamoroso.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]