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SÑ“LO ES MÁS DEUDA QUE HAY QUE DEVOLVER (A PROPÑ“SITO DE LA COLOCACIÑ“N ÚLTIMA DEL FM

José Luis Martínez Campuzano - Martes, 08 de Septiembre ilustracionAunque otros lo verán como más dinero que puede inyectarse a la economía (o los mercados). Me refiero a la colocación de 283 bn. $ en DEG del FMI el día 28 de agosto. Complementados el 9 de septiembre con otros 33 bn.$ adicionales. ¿Qué siguen sin saber a que me refiero? les recuerdo que en el G20 de abril se decidió que el FMI se "endeudara" en 250 bn.$. El objetivo era basado en la necesidad de largo plazo para que los países miembros aumentaran sus reservas y dieran más liquidez de la economía. Más de 110 bn.$ han ido a países emergentes y en vías de desarrollo. El resto, a los países desarrollados.La semana pasada el presidente del ECB aludió a estos fondos, sin duda más margen de maniobra para actuar en los mercados, pero simplemente deuda que habrá que devolver en el futuro. Los bancos centrales han pasado durante la crisis de una política de tipos a otra de cantidades; de bajar los tipos a facilitar el crédito, para más tarde influir directamente en los mercados a través de la compra de papel. En la mayoría de los casos se ha optado más bien por aumentar la base monetaria que emitir deuda, papel este que ha quedado relegado a los gobiernos. Al final, gobiernos y bancos centrales han asumido el riesgo que rechazaba el sector privados. En muchos casos con resultados positivos en términos de rentabilidad, tras la mejora reciente de los mercados. Pero, obviamente, este no era el objetivo de las medidas.

Ahora que las sorpresas positivas son cada vez más frecuentes a nivel macro, también son usuales las llamadas de cautela para no bajar la guardia frente a su potencial fragilidad y la de los propios mercados. Hace unos días, la OCDE al revisar al alza las previsiones de crecimiento del G7 para los próximos meses, considerando que los datos positivos habían llegado mucho antes de lo esperado, también pedía que las medidas expansivas no se retiraran. De hecho, algunos analistas consideran que un riesgo para los mercados es precisamente que las autoridades, especialmente los bancos centrales, aceleren la normalización de la política monetaria. Esto hizo el Banco Central de Israel a finales de agosto, con unos argumentos que pueden ser extrapolables al resto de los bancos centrales. Cierto que el Banco Central de Dinamarca decidió casi de forma simultánea rebajar sus tipos de interés, aunque esto pasó más desapercibido. En Asia el mercado ya especula con nuevas subidas de tipos a corto, con bancos como el RBA como uno de los candidatos más probables. Sinceramente, no es nuestro caso.

¿Les parece que todo va demasiado rápido? es la misma sensación que tuvimos con el desarrollo en su comienza de la Crisis financiera. De agosto de 2007 hasta el mismo periodo de 2008 tuvimos un deterioro progresivo de los mercados, aunque las bolsas en su inestabilidad (pero no caídas claras) reflejan un deterioro económico que no una crisis. Todo se precipitó desde septiembre, con unos acontecimientos (todos dramáticos) que se sucedían a una velocidad de vértigo. La recuperación de los mercados desde marzo también ofrece la misma sensación, lo que ayer le llevó al presidente del ECB a hablar de prudencia y cautela en la gestión de la política monetaria. “Tenemos manos libres para actuar”, decía Trichet. Con un mensaje mucho más ambiguo si cabe que en el pasado. Pero con decisiones mucho más firmes, como la nueva subasta a 12 meses a tipo fijo y sin límite de cantidad. ¿Volverá a inundar al mercado de liquidez? no lo creo, considerando los más de 442 bn. que aún flotan en el mercado de la emisión anterior y el drenaje a través de depósitos en el propio Banco Central de más de 120 bn. EUR diarios.

El presidente de la Fed dedicó una parte importante de su discurso en las conferencias de Jackson Hole a analizar el papel del pánico colectivo irracional en la Crisis financiera. Probablemente un optimismo irracional tendría la misma importancia, aunque yo no comparto que la recuperación actual de los mercados responda al extremo opuesto en el sentimiento de los inversores. En absoluto vemos optimismo y euforia en los agentes económicos. Los mensajes, como el de la OCDE y el ECB ayer, aunque positivos, siguen rodeados por recomendaciones de prudencia. Los inversores son escépticos sobre el futuro del mercado: ayer un analista técnico auguraba en una radio económica que septiembre marcará el límite del “rally alcista en una tendencia de fondo bajista”, precipitándose de nuevo las bolsas al vacío ante un escenario futuro dominado por la deflación. Bien, argumentos que van más allá del puro análisis técnico. Sí, el miedo que no el pánico sigue dominándonos.

Como ven, los bancos centrales y el resto de las autoridades siguen teniendo mucho trabajo que hacer. Y los propios mercados siguen siendo una herramienta perfecta para acometerlo. Dinero, como ven, no les falta.

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España




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