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Spanish Subprime

Santiago Niño Becerra - Jueves, 14 de Febrero No, no se me alboroten: ¡no voy a revelar ninguna primicia!.

En relación a este permiso que la banca española ha solicitado al B. de E. para “jugar” (no lo digo con segundas, de verdad) con las cédulas hipotecarias, me he autohecho una pregunta.

Las instituciones financieras españolas han dicho, por activa y por pasiva, una vez, otra, y doscientas más, que no tienen hipotecas subprime, y yo me lo creo, de verdad, de verdad de la buena, pero, hay una estadíт­stica que no tengo y que me gustaríт­a tener. Me gustaríт­a disponer de una tabla con seis columnas. En la primera columna de la izquierda, los nombres de las instituciones financieras españolas; en las otras cinco, la suma de las deudas hipotecarias agrupadas por fracciones de 1/5, en función de la parte que de sus ingresos mensuales los deudores han de dedicar a satisfacer la cuota de su hipoteca.

Es decir una tabla de este tipo: “Institución Financiera XXXXXX”; de todos los créditos hipotecarios concedidos, el M% lo están a prestatarias/os que han de dedicar el 20%, o menos, de sus ingresos mensuales a pagar su cuota hipotecaria; el N% a gente que ha de dedicar entre el 20% y el 40%; el P% entre el 40% y el 60%; el Q%  entre el 60% y el 80% y el R%, más del 80%. ¿Síт­?, pues bien, imagíт­nense que tienen delante de Uds. esa estadíт­stica, ¿me podríт­an decir, por favor, que nombre les pondríт­an a las hipotecas cuyas/os contratantes han de dedicar más del 40% de sus ingresos mensuales a satisfacerlas?. Yo les he puesto uno: “Spanish Subprime”, pero no lo he patentado.

Luego, haríт­a otra estadíт­stica igual para el “resto de deudas”. La suma de las dos ya la haríт­a yo.

Insisto: yo no he visto esas estadíт­sticas, pero estoy tan convencido de que existen como lo estoy de que ahora Uds. están leyendo estas líт­neas. Si Uds. fuesen CEOs (no existe el femenino) de una institución financiera, ¿no querríт­an conocer esas cifras referidas a su entidad? (y las de las otras entidades, claro: información).

Bien, pues lo que yo pienso -y continuaré pensando mientras nadie me demuestre lo contrario- es que en el reino, el monto global y el número de las Spanish Subprime es monstruoso, y las instituciones financieras españolas lo saben (y quienes tienen que saberlo fuera de España, también). De momento, mientras las cosas “han ido bien”: crédito a mansalva, tarjetas de quita y pon, ladrillo, etc., etc., ha habido empleo (no profundicemos en la calidad ni en la productividad que generaba) y las cosas han ido para adelante, pero ahora, cuando la esfera se está deteniendo y el empleo va a caer -“el bueno, el feo y el malo” (Sergio Leone, 1966)-, las cosas van a ponerse muy complicadas y las Spanish Subprime van a salir a la luz. ¿El tema de las cédulas hipotecarias?, ¿el aval (¿lo es?) de Warren Buffet a la española?.

Una de las razones por las que hoy hemos llegado a donde hemos llegado es porque nos hemos creíт­do que algo, material o inmaterial, tangible o intangible, valíт­a lo que nos estaban diciendo que valíт­a, no porque seamos especialmente imbéciles, sino porque nos ha convenido creer que valíт­a lo que nos estaban diciendo; y, ¿por qué?, pues porque si nos lo creíт­amos, eso nos permitíт­a vender ese algo -cualquier algo- a un precio superior, pedir un crédito con ese algo como garantíт­a, crear papeles con ese algo como garantíт­a y hacer cosas con esos papeles, etc., etc. Y, bueno, ha sido como aquel ligue en el que ambos aceptan el juego y del que, al acabar, se piensa: “estuvo bien mientras duró”.

Se acabó, pero va a tener consecuencias, fuertes, profundas, porque afectarán al sistema, y da igual que se continúe inyectando liquidez, que se reduzcan los tipos, que Mr. Warren Buffet garantice cosas, que en el reino se interprete más flexiblemente una ley en relación con las cédulas hipotecarias o que, de momento, en USA, se de un plazo de carencia -30 díт­as, ¡dos eternidades!- a los morosos. Se nos está creando un escenario ficticio a fin de que nos vayamos dando cuenta de que esto se acaba. Y cada vez más gente se está dando cuenta.

Ayer recibíт­ un mail de una amiga; es joven, está en primer curso de Arquitectura, en la politécnica de una de las ciudades españolas con una de las rentas per cápita más elevadas del reino. En una de las frases de su mail me decíт­a literalmente: “Lo de la crisis, ya me habíт­a dado cuenta, no hacen más que hablar del tema, pero de lo poco que he escuchado me parece que tampoco le dan demasiada importancia”. Mi amiga no es economista, y es joven, pero ha percibido dos cosas: 1) de la situación económica se habla mucho y, 2) no se le da demasiada importancia. Es decir la gente, en la calle, en todos los lugares de la calle habla mucho, pero esa misma gente no le da demasiada importancia porque necesita creer que alguien, al final, va a arreglar las cosas.

Siempre estamos creyendo en algo, porque siempre estamos necesitando creer en algo. Cuando se vea que aquello en lo que se estuvo creyendo no eran más que oropeles y celofán!

¡Otro Lagavulin, por favor!.

(Mientras nos lo tomamos leemos, en Bloomberg: “Global Confidence Weakens for Third Month on Slowdown”, aquíт­: http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=azT6ZOI.fOmw&refer=home).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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