La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Tormenta en un gigantesco vaso de agua

Santiago Niño Becerra - Martes, 03 de Agosto "Lo mejor que le puede pasar a la economía es que no empeore". ilustraciónSeñor Jacobo González-Robatto, director financiero del Banco Popular Español, S.A., durante la presentación, en Madrid, de las cuentas del primer trimestre del año en curso. (El País, 28.07.2010, Pág. 16).

Pienso que esta frase del Sr. González-Robatto pasará a tener categoría de histórica, por lo que significa, claro. Es el “Virgencita que me quede como estoy” pero dicho por alguien que conoce en profundidad el estado del subsector financiero español/europeo/mundial, y que conoce las implicaciones de ese estado. Y claro, es inevitable extraer conclusiones a esa frase.

Si lo mejor es que las cosas de la economía no empeoren es porque pueden empeorar, y si algo puede empeorar es porque, o no está bien, o está mal o muy mal (y no nos metemos por los derroteros de aquella ley: “Todo lo que es susceptible de empeorar ...”). Si alguien como el director financiero de la tercera entidad bancaria española dice eso, entiendo que es porque la economía no está bien, o porque está mal, y porque, tal vez, pueda ir a peor.

En el mismo ejemplar de El País, en las Págs. 14 y 15, una entrevista a la Señora Ministra de Economía. ¿Saben Uds. lo de la noche y el día?, pues eso. España “no va bien”, pero poco le falta. Y en la web del mismo medio una noticia en la que se comenta un estudio de Funcas según el cual los españoles quieren más flexibilidad laboral ya que el 61,2% de los encuestados en el Eurobarómetro de Mayo y Junio del 2009 se identificaban con la afirmación “Los contratos laborales deberían ser más flexibles para estimular la creación de empleo”, para corroborarlo dice que la ciudadanía de Dinamarca percibe gran seguridad en el mercado laboral del país a pesar de que la protección del empleo es muy reducida.

Ya sabemos que, en el fondo, lo anterior es totalmente opinable: una ministra es una persona que realiza una tarea política con diversas manifestaciones, entre ellas la de decir que el Gobierno del que forma parte está haciendo cosas muy buenas (¿recuerdan a algún ministro del reino que criticase medidas del Gobierno del que formaba parte?, yo, en este momento, sólo recuerdo a uno: al Sr. Manuel Pimentel). Por otra parte ni la gente de la calle conoce como trabaja la relación entre “flexibilidad del mercado de trabajo” y “empleabilidad de la población activa” (formular esa pregunta a la mayoría de la población es como si a mi me preguntasen si me identifico con la afirmación de que “los chips que gobiernan la navegación de los misiles de crucero son técnicamente no complejos”), ni la economía española tiene muchas más coincidencias con la danesa que el hecho de que en ambas participan elementos pertenecientes a la raza humana.

En realidad no sé porqué políticos e instituciones trabajan tan duramente para hacer ver a la población cosas que ni pueden ver ni pueden discutir (a este respecto el principal partido de la oposición es más lógico: se calla, no dice nada, y pienso que no es tanto porque crea que es procedente hacer ver esas cosas a la población y no lo haga, como por el hecho de que si no dice nada, no corre el peligro de que alguien se meta con él, y, en consecuencia, él se desgaste. Escribiendo esto he recordado algo. Hace unas semanas me entrevistaron en una emisora de radio de ámbito nacional. Al final de la entrevista, por antena, me comentaron que, en la emisora, habían sido establecidas unas listas a fin de solicitar la celebración de elecciones anticipadas, y me pidieron mi opinión al respecto. Dije que no me parecía mal lo de las listas, pero añadí que si fuese el principal partido de la oposición haría los imposibles para no ganar las próximas elecciones, caso de que se celebren, ya que el problemón con el que va a tener que lidiar el partido que las gane (si no se va a un Gobierno de concertación, que es, pienso, hacia donde vamos) será tal y tales las medidas que tendrá que tomar, que muy posiblemente hipoteque sus posibilidades políticas en más de una década).

También, pienso, no tiene demasiado sentido lanzar mensajes para orientar a la opinión pública hacia una dirección: la inmensa mayoría de la población acepta lo que se le dice, máxime si no entiende de lo que se le habla (y explicar las cosas para hacerlas fáciles no se hace), y, más máxime: a esa opinión pública las cosas cada vez les van peor: cuando alguien está más peor a cada día que pasa y no tiene ni la más remota idea del motivo, acepta cualquier cosa que se le diga si procede de un lugar de referencia.  Luego las cosas irán como vayan: ¿qué queda del “(La economía española) es fuerte y segura para avanzar con vientos a favor y con dificultades”, del Señor Presidente del Gobierno del reino en el año 2008?.

Por todo ello, pienso, cobran más resonancia las palabras del Sr. González-Robatto. No sólo huyen de triunfalismos y de aquello que nunca ha acabado de abandonar del todo a la mayoría de los políticos españoles independientemente de su color y género y que tiene su origen en aquellas oposiciones a cátedra de “los oscuros años”: “Mecachis que guapa/o soy”, es que reconoce humildemente que las cosas están como están, pueden empeorar, y mejor que no se muevan.

Posiblemente será acusado de pesimismo, puede que de derrotismo; yo pienso que es puro realismo y que el tiempo, dentro de nada, va darle la razón.
(“Descansar, hoy en día, es poder cansarte menos”. ¡Brutal!, ¿a qué si?).

(Lo ampliaremos: pueden estar seguros. Aeropuerto de Barcelona, zona de facturación de una importantísima línea aérea no low cost; una cola en zig-zag de cuatro bucles; tras 1,5 horas se llega a uno de los dos mostradores disponibles, la señorita se halla literalmente congestionada, y ella misma dice “Esto sucede porque no quieren poner más mostradores y más personal”. Centro comercial de Kempten, Alemania, Estado Federado de Baden Wу¼rttemberg,  sección aceites comestibles: tropecientas marcas italianas, un par de marcas griegas, cero españolas. En España una caja con 20 pastillas de amoxicilina, menos de 3 euros y sin receta, en Alemania, más de 20

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]