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Una prueba más de que el dinero no da la felicidad

Carlos Montero - Miercoles, 30 de Enero

Las personas adictas a las compras lo son principalmente por la "euforia" que consiguen cuando adquieren un artículo. Creen erróneamente que este "subidón" de felicidad se mantendrá, sin embargo, sus niveles de felicidad, inevitablemente, volverán a su nivel anterior provocando la entrada en un círculo vicioso. Los psicólogos llaman a este ciclo: "elevación y descenso hedónico".

La profesora de Marketing de la Universidad de Missouri, Marsha Richins, analiza este fenómeno en un nuevo artículo en la revista Journal of Consumer Research, "Cuando Querer es mejor que tener", donde compara los compradores muy materialistas y poco materialistas. Los consumidores muy materialistas tienen altas expectativas sobre la felicidad que les otorgará un producto, por lo que las emociones positivas alcanzan un pico y luego caen de nuevo después de una compra.

Según la investigación, que recoge Aimee Groth de BI War Room, los "materialistas" son más propensos a creer que la adquisición va a cambiar el tipo de persona que son, mejorar sus relaciones con los demás, les permitirá tener más placer en sus vidas, y aumentar la eficacia con la que llevan a cabo las tareas diarias. "También experimentan más emociones negativas, como la ansiedad, el miedo y la envidia".

En un experimento, Richins encuestó a 350 consumidores de todo el espectro demográfico. Compraron una gama de artículos, desde automóviles hasta televisores, con un precio de venta promedio de 990 dólares. Esto es lo que encontró:

Estos resultados apoyan otras investigaciones sobre la felicidad. La mayoría de la gente vuelve a su nivel inicial de felicidad después de que pasen los acontecimientos vitales positivos y negativos, no importa cuán positivos o negativos sean. Esto implica que las personas deben encontrar más propósitos y significados en su vida diaria, en lugar de esperar a que circunstancias específicas les hagan ser más felices.

Fuentes: Aimee Groth




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