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Unos dicen que compre, otros que venda…¿a quién hago caso?

Carlos Montero - Jueves, 07 de Abril Todos los días asistimos a innumerables recomendaciones de compra o venta en valores, índices, materias primas. Muchas veces asistimos con cierto asombro como reputados gestores tienen opiniones contrapuestas sobre un mismo activo. Lo que para uno es una compra clara porque el activo está fuertemente infravalorado, para otro la recomendación evidente es vender porque los ratios demuestran un claro sobreprecio. Ante este mar de contradictorias opiniones, ¿qué puede hacer el inversor? Sencillo, no hagan caso de lo que digan sino de lo que hacen. Como la vida misma.

Veamos algunos ejemplos. Los analistas de MarketWatch recogen la opinión de dos legendarios inversores sobre los mercados de acciones y de bonos, y su actuación en bolsa.

Rob Arnott, presidente de Research Affiliates, analizó en su último boletín a clientes las primas de riesgo de la renta variable en EE.UU. desde 1802 y afirmó que “concentrar la mayoría de la cartera de inversión en bolsa sobre la base de una prima de largo plazo de las acciones frente al resto de los activos, es un peligroso juego”.

Por otro lado, Bill Gross, fundador de Pacific Investment Management Co. (PIMCO), con el mayor fondo de bonos del mundo, explicó en el último boletín a clientes que había vendido todas sus posiciones en los bonos del Tesoro en EE.UU. al considerarlos que carecían de valor por el fuerte endeudamiento creciente del país.

Volviendo a Arnott y a su estudio, este gestor señalaba que la rentabilidad de las acciones de EE.UU. excedía desde 1926 en un 4,4% a los bonos de largo plazo del gobierno, y en un 2,8% si el plazo lo llevamos hasta 1802. Este es el dato que la mayoría de inversores ven, y con el que argumentan su posicionamiento en bolsa bajo la premisa que a largo plazo es el activo más rentable.

Pero el problema es que la mayoría de los inversores no mantienen un activo durante 200 años o más, ni tan siquiera durante 80 años. El período de referencia para la mayoría de los inversores a largo plazo es mucho más corto, entre 10 o 20 años, como mucho 30 años. Y si nos fijamos en la rentabilidad anualizada de las acciones frente a otros activos en las últimas una, dos o tres décadas, lo que encontramos es lo siguiente:

La rentabilidad de las acciones supera en los últimos 30 años a la de los bonos del gobierno USA, en un pobre 0,53%.  Los inversores no están siendo recompensados por su riesgo. Para ser justos con el informe de Arnott, en largos periodos de tiempo (10-20 años), la probabilidad de que la rentabilidad de las acciones supere a la de los bonos es alta.

Desde 1926 un 86% de probabilidad en 10 años y un 96% de probabilidad en periodos de 20 años. Desde 1802 la probabilidad baja un poco. Un 71% de las observaciones en periodos de 10 años, y un 83% en periodos de 20 años.

Pero a pesar de estas buenas probabilidades, Arnott escribe que no hay garantías que en el largo plazo la renta variable supere a la renta fija con un rendimiento suficiente como para compensar el riesgo de la renta variable (lo que conocemos por ecuación rentabilidad/riesgo).

Este gestor concluye que la tan cacareada prima de riesgo del 4% o 5% es poco fiable y una suposición que pueden poner en peligro nuestras inversiones.

Esta afirmación la refleja este famoso gestor en sus carteras, por lo que es una opinión a considerar.

Bill Gross por su parte afirmaba en su último boletín que el déficit presupuestario federal de EE.UU. es una causa de preocupación.

“A menos que los derechos de deuda sean objetos de reforma, estoy convencido que este país suspenderá los pagos de su deuda, no de forma convencional, sino acudiendo al bolsillo de los ahorradores a través de una combinación de inflación, devaluación de la divisa, bajos tipos de interés real”¦”

Teniendo en cuenta la opinión y la acción de estos analistas la conclusión sería: No compren acciones, no compren bonos.

Pero no todos están de acuerdo. Malcom E.Polley, por ejemplo, vicepresidente y director de gestión de S&T Wealth Management Group, y jefe de inversiones en Stewart Capital Advisors, LLC (una institución en Wall Street), afirma que:

“Uno sólo debe utilizar los datos estadísticos para la determinación de una asignación óptima de los activos. Los inversores deben realizar sus decisiones en base a información actualizada. Lo que Arnott no dice, pero insinúa, es que los inversores deben determinar si el mercado ha asignado una prima de riesgo adecuada a sus inversiones antes de posicionarse”.

De lo que dice Polley se deduce, que los inversores que recibieron sólo una prima de riesgo del 0,53% en los últimos 30 años, claramente por debajo de la media histórica, deberán esperar una rentabilidad sensiblemente superior en los próximos 30.

¿Estará invirtiendo Malcom Polley en función de esa afirmación?




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