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Varios

Santiago Niño Becerra - Jueves, 26 de Noviembre Según una reciente encuesta, el 90% de la ciudadanía española tiene dificultades para obtener un crédito hipotecario (El País 28.10.2009, Pág. 19). ilustraciónEso, evidentemente es sinónimo de muchas cosas, pienso que, fundamentalmente, de una. 9 de cada 10 españolas/es no pueden obtener una hipoteca, OK, pero, suponiendo que la obtuvieran todas/os ellas/os, ¿cuál sería la probabilidad de que no pudieran satisfacer las cuotas al vencimiento, es decir, de que entrasen en mora o de que tales cuotas se convirtiesen en impagadas?.

Claro, claro, mi pregunta va mucho más allá, y ya sé: es inquietante. Lo que en el fondo estoy preguntando es por el nivel de riesgo de la ciudadanía del reino. Y no, no pregunto por el “riesgo país”, eso está relacionado con otras variables (en el fondo no debería, pero bueno: un país, al menos hasta ahora ha sido considerado la integración de las personas físicas y jurídicas que en él residen) y de él se ocupan poderosísimas agencias; yo sólo estoy hablando del nivel de riesgo que españolas y españoles de a pie son capaces de asumir en su situación actual, que son capaces de asumir, que son capaces de pagar, y que, naturalmente, son capaces de obtener, porque el riesgo te lo conceden, no lo consigues.

Y visto lo visto no parece que sea muy elevado).

Más. El documento que en breve empezará a ser discutido en el Congreso USA por el que la FED y otros organismos que puedan ser designados intervengan en entidades financieras que se consideren en peligro, abre la puerta a una situación verdaderamente nueva.

Hasta ahora, una entidad financiera de un cierto volumen, por definición, no podía quebrar: tenía que ser sostenida, mantenida, cuidada, parcheada con el dinero del Estado, y administrada del modo que considerasen conveniente aquellos que habían gestionado su evolución hasta el momento del estallido del problema ya que otra cosa era ir contra la confianza en el sistema; bueno, pues se acabó: hemos pasado a una nueva fase: graben eso en sus mentes. Hemos-pasado-a-una-nueva-fase.

Ya se: la lectura es doble. ¿se ha llegado a este punto porque se ha llegado a la conclusión de que el sistema financiero está tan sumamente mal que ya no se puede hacer nada por él, o bien si que se podría hacer algo más pero el coste sería tan monstruoso que no compensaría el beneficio que se obtendría?. Pienso que se trata de una mezcla de ambas opciones.

Lo han leído aquí varias veces: la solución a la crisis sistémica en la que estamos entrando no puede venir a través de métodos y de herramientas que han contribuido a la crisis (no es una crítica ni a esos métodos ni a esas herramientas, ya lo saben: fueron esos y esas porque no podían ser otros ni otras). A partir de aquí se empieza a pensar en nuevos métodos y en nuevas herramientas, pero antes lo que esos métodos y esas herramientas produjeron debe ser removido, y en todo movimiento se producen derrumbes.

Continúo pensando que no van a producirse quiebras de entidades financieras de un cierto nivel (en el reino, de ningún nivel), pero si intervenciones:

- “¡Oiga!, Ud. no puede seguir funcionando como lo ha estado haciendo, a partir de ahora va a tener que funcionar así y asá”.

- “Pues no me da la gana, que estamos en un sistema de mercado”.

- “Si, pero ahora, en lo financiero, con intervenciones, y el coste de la intervención lo va a pagar Ud., ya veremos como, porque con los activos que tiene lo tenemos claro”.

En cierto modo ya nos estamos acercando, acercando al “Que cada palo aguante su vela”, aún no será tan así, estamos al principio, pero cada vez se le parecerá más. Ojo a las palabras del Mr. Timothy Geithner, el Secretario del Tesoro USA, pronunciadas el Miércoles 28 del pasado mes: “Es una guerra de necesidad” (El País 29.10.2009, Pág. 18).

Mi interpretación: las cosas están tan rematadamente mal que ya estamos llegando al punto en el que “hay que hacer lo que hay que hacer”: es una crisis sistémica. (Y bueno, ¿por qué ha de quedar limitada la estrategia a las entidades financieras?.

Ayer por la tarde: me encuentro con un conocido.
- ¡El Gobierno dice que ya se ha acabado la crisis!, me espeta.
- ¿El Gobierno dice eso?, pregunto.
- Bueno, dice que estamos saliendo, murmura.
- ¿Dice que estamos saliendo de la crisis?, inquiero con cierta insistencia.
- En fin ... que la salida está cerca, pero que el problema es el paro, añade.

Esto es lo que están consiguiendo quienes están interesados en mantener viva esa esperanza de que EL milagro es aún posible: que la población crea lo que ya sabemos que no es. ¿Se imaginan como puede ser el despertar de este sueño?.

Para el final. El pasado Martes, el presidente de Ford España pidió que se mantengan los incentivos para la adquisición de automóviles durante todo el 2010 porque son necesarios para que “el sector aguante” (El País 25.11.2009). O sea, que el máximo dirigente de una compañía automovilística reconoce que sin dinero público el subsector del automóvil no aguantaría. ¡Vaya!, ¿y que dirán los dirigentes de otros subsectores varias de cuyas compañías no han aguantado?, y los de otras compañías de otros subsectores que no van a aguantar, ¿qué dirán?. Lo que ya hemos dicho aquí: el automóvil sabe que puede ocupar población activa, y se lo está haciendo pagar. Una pregunta es cuanto podrá durar esta película, otra, que les dirá el Gobierno a otros cuando pidan.

(¡Ostras, ostras, ostras!: “Dubai World Seeks to Delay Debt Payments as Default Risk Surges” (http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=aHnilHOy65KE&pos=1)).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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