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Wall Street tiene que tratar su adicción, porque si no nos llevará al desastre

Carlos Montero - Viernes, 16 de Marzo

Sí, Wall Street se caerá. Tiene que hacerlo. Wall Street tiene una adicción. Esquivó la bala en el 2008, pero no aprendió nada. Ahora ha acabado con las reformas. Se unió a los súper ricos, a los directores generales, a los grupos de presión, y a los políticos compinches. Es sólo una cuestión de tiempo. Sí, va a estrellarse una vez más. No importa la anémica recuperación. No importa cuánta deuda acumulen los contribuyentes. No importa quién sea el presidente. Se acerca el crash. De esta manera tan llamativa inicia Paul B. Farrel un interesante artículo, aunque algo catastrofista, en el Wall Street Journal, dónde defiende la conducta adictiva de Wall Street que le llevará, de no corregirla, a un importante crash de mercado. Farrel detalla 10 rasgos de una personalidad autodestructiva, que definen al actual mercado americano:

1. Amnesia: Desde la crisis del 2008 la memoria de Wall Street se ha borrado.

Comencemos con el diagnóstico de Geithner sobre la adicción de Wall Street: Los bancos no tienen memoria de la extrema crisis que hemos pasado, ni memoria de lo que puede suceder cuando una nación permite construir enormes cantidades de riesgo, por encima de lo que una economía sana requiere.
La Amnesia ensordece a Wall Street. No puede escuchar. Recuerde, los directivos de los bancos son pensadores de corto plazo, que descuentan que los costes a largo plazo casi en cero, podrán pasarlos a los contribuyentes y a las generaciones futuras.

2. Demasiado optimista: Wall Street está creando otra megaburbuja.

Desde la caída de las puntocom en el 2000, cuando el Dow Jones alcanzó un máximo en los 11.722 puntos, hasta el día de hoy, con el mercado situándose en torno a 13.000, Wall Street ha perdido si lo ajustamos a la inflación alrededor del 20%. El economista Gary Shilling no ve crecimiento durante la próxima década. Nouriel Roubini advierte de una década de oscuridad. Bill Gross de PIMCO ve una nueva época donde los rendimientos bajos serán la normalidad. Jeremy Grantham de OGM predice "siete años de vacas flacas". Martin Weiss advierte que un "hecho histórico cambiará el mundo y aplastará a la economía de EE.UU. y al mercado de valores." Sin embargo, Wall Street vive en un mundo de fantasía, hace caso omiso de las señales de advertencia.
 

3. Inmadurez: totalmente narcisista, el síndrome del "Baby King"

Sí, Wall Street es un niño inmaduro. Esto se denomina el síndrome de "Baby King". Las personas que nunca crecen. Ellos quieren lo que quieren cuando lo quieren. Ahora. Sin compromiso, igual que los políticos de hoy. En "The Coming Storm generacional", Larry Scott y Burns Klotnikoff advierten de la enorme deuda que estamos dejando a nuestros hijos. Con el tiempo estos niños van a rebelarse contra la carga de 70 billones de dólares que les hemos dejado. Los gastadores adictivos de Wall Street están en riesgo de una revolución que hará parecer a la primavera árabe un día de picnic.

4. Codicia: Sí, "la codicia es todavía buena" ... para los jugadores de Wall Street

La famosa acusación de Michael Douglas es más cierta ahora que nunca. El fundador de Vanguard, Jack Bogle, se enfrentó a la tóxica codicia fuera de control en su libro "batalla por el alma del capitalismo." Wall Street se ha convertido en una cultura sin alma, amoral, que no le importa nada el resto de América. Wall Street se ha hundido profundamente en su cultura codiciosa de negocios, ciego a las consecuencias públicas de su comportamiento. ¿Ética? ¿Integridad? ¿Deber fiduciario? Los inversores vienen en segundo lugar, los directivos primeros. Siempre. Y nada cambiará hasta que Wall Street toque fondo, se bloqué. Entonces realmente podremos reformar Wall Street como lo hicimos en la década de 1930.

5. Mentirosos compulsivos: Nunca confíe en que Wall Street diga la verdad.

Los miembros de AA (Alcohólicos Anónimos) usan una prueba sencilla: "¿Cómo se puede saber cuando un alcohólico o un adicto está mintiendo?" Respuesta: "Cuando sus labios se muevan." No se puede creer nada de lo dicho en Wall Street, porque es la cultura de la mentira. Simple: Crean ilusiones como "los inversores son lo primero", "usted puede confiar en nosotros"…
 

6. Insaciable: Wall Street está enganchado a 'nada es suficiente'

Wall Street está más allá del punto de no retorno, es un adicto incapaz de detenerse, debe tocar fondo. En "American Mania" el psiquiatra Peter Whybrow dice que somos una nación de adictos, somos insaciables, "nada es suficiente". Billones de dólares en nueva deuda cada año, grandes bonus, ahorro cero, rescates bancarios, la Fed alimentando Wall Street con dinero barato. Olvídese de las reformas. No habrá cambio hasta que los bancos toquen fondo. Un retorno a la ley Glass-Steagall podría ayudar, pero Wall Street odia eso tanto como los adictos odian a Betty Ford (fundadora del Betty Ford Center, dedicado a ayudar aquellos que padecen de adicción o abuso de sustancias).

7. Macho-macho: Independientemente de los hechos, no se puede admitir el fracaso.

Los adictos no pueden ver sus debilidades. En "enfrentar a la realidad", Larry Bossidy y Ram Charan advierten: "El mayor daño constante a las empresas y a sus propietarios no es el resultado de una mala gestión sino la falta, a veces deliberada, de hacer frente a la realidad." Igual que Wall Street, que simplemente no puede admitir los graves errores, los fallos y los errores morales catastróficos que desencadenaron en el crash de 2008. Son ciegos a sus fallos.
 

8. Impredecible: Wall Street es un jugador que no tiene la menor idea sobre el futuro

En "Shares for the long run" Jeremy Siegel estudió la historia del mercado de 1801 a 2000, comparando los mejores y peores días. En pocas palabras: los mercados son aleatorios. No había razones obvias para el 75% de los movimientos alcistas o bajistas de largo plazo. Wall Street no puede predecir accidentes. Pero puede crearlos. Los profesores de finanzas Terrance Odean y Brad Barber hicieron una investigación a largo plazo sobre el comportamiento de los inversores estadounidenses y chinos. Conclusión: "El que más opera, menos gana." Los retornos de los inversores con la estrategia de comprar y mantener, son un tercio más que los que operan más frecuentemente. No es de extrañar que Wall Street empuje a la negociación activa.

9. Irracional: Wall Street se hace rico de la irracionalidad de los inversores

La economía del comportamiento es la psicología de las decisiones de inversión, basada en el premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, quien probó que los inversores son irracionales. Eso fue en el año 2002. Los inversores son aún irracionales. Y sin embargo, ¡todavía asumen que están tomando decisiones racionales! Admitámoslo, los inversores son irracionales. Richard Taler, gurú financiero del comportamiento admitió una vez: Wall Street "necesita inversores que sean irracionales, lamentablemente mal informados, dotados de extrañas preferencias, o por alguna otra razón, dispuestos a mantener activos sobrevalorados."
 

10. Miopía: No pensar en términos de largo plazo garantiza otro crash.

La adicción de Wall Street al pensamiento a corto plazo garantiza otro crash. Pero lo peor, la falta de visión de Wall Street creará de forma inevitable una catástrofe mundial y la autodestrucción de su ideología capitalista. En "Colapso: Cómo las sociedades eligen fracasar o tener éxito" Jared Diamond advierte que históricamente, las culturas que sobreviven son siempre las que se centran en planificaciones a largo plazo, mucho antes de que surja la crisis. Las sociedades fracasadas son aquellas cuyos líderes "se centran sólo en aspectos que puedan estallar en crisis dentro de los próximos 90 días." Wall Street está obsesionado con sus ganancias trimestrales, bonos anuales, las tasas del 1…
 

En suma, Wall Street padece un grave comportamiento adictivo que debe ser corregido, porque si no se enfrentará irremediablemente a otro crash financiero.
 




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