La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Desde Brasil – I

Santiago Niño Becerra - Lunes, 12 de Octubre

Se lo cuento en dos entregas porque es largo. (Y mientras lo leen, si así lo deciden, recuerden que estamos hablando de Brasil, una economía que nos dijeron que iba a ser la bomba. Como Irlanda y España, sí, como Irlanda y España).

Hace unos días recibí un mail de un lector brasileño:

“Vivo en Brasil desde Noviembre de 2013. También viví en la misma población en la que vivo ahora, durante 13 meses, entre los años 2007 y 2008. Regresé a España porque no podía vender una vivienda (al precio de burbuja), y estuve en España hasta que terminé de liberarme de todas las deudas.

Como le decía, ahora vivo en Brasil y he visto muchas cosas, varias las he anticipado debido a mi experiencia en la crisis de España. La crisis me ha abierto el interés por la economía, por pura supervivencia.

Quería comentarle solo un detalle que me está llamando la atención desde hace muy pocos meses, yo diría que no más de 6 meses, desde inicios de 2015, incluso desde los últimos 3 meses. Se está multiplicando el número de pequeños negocios que se abren, y que siempre son los mismos: pequeñas tiendas de bollería, pequeños comercios de alimentación, peluquerías, tiendas de tartas baratas, de comida para llevar, y tiendas de frutas y verduras. Todos estos negocios se abren en las mismas casas de la gente y suelen tener muy pocos productos. Lo más curioso es que estas tiendas se repiten tanto que no comprendo cómo pueden sobrevivir. Sin ir más lejos, en mi calle existen dos peluquerías, tres tiendas de comestibles, una de estética, una de bollería y otra de pinchos de carne y maíz asado. Pero es que no hay más de 30 viviendas... Y esto mismo se repite por todo el pueblo. No creo que tarden en cerrar varias de ellas, como están empezando a hacer con las tiendas de ropa y de construcción, que son algunas de las plagas de tiendas que nacieron con la euforia del crédito que se ha vivido en este pueblo de 60 mil habitantes de Brasil.

Si le interesa algún aspecto en concreto de lo que ocurre aquí me lo comenta y estaré encantado de responderte”

Mi respuesta fue:

“Pienso que sí, que se trata de un puro tema de supervivencia: esas tiendas son instaladas en viviendas, por lo que pagan los impuestos de actividad correspondientes pero no pagan alquiler, y con un contrato de electricidad ya les valdrá. Supongo que los márgenes deben ser elevados, por lo que su punto muerto será muy reducido. También pienso que habrá casos en que esa actividad será complementaria: el resto de miembros de la familia desarrollará una actividad externa, sea a tiempo completo o a tiempo parcial, y un miembro de la familia –que no tiene porqué ser siempre el mismo– gestionará la tienda, con lo que la tienda se convierte en una renta complementaria (aunque ese complemento sea el más importante). Y sí, creo que se halla Ud. en lo cierto: no hay capacidad de consumo para tanta oferta, por lo que cerrarán bastantes, aunque insisto en que necesitarán vender muy poco para cubrir costes.

Lo que me extraña es que no me diga que hay una –al menos– gran superficie comercial a las afueras de la localidad. 60 m habitantes son bastantes, y desde luego justifica una instalación de esas características. Y los precios de una gran superficie siempre serán menores que los de esas tiendas que comenta, por lo que esos pequeños comercios difícilmente podrán competir.

Lo de las tiendas de ropa y complementos es diferente. Nacieron al calor del boom económico, pero no vendían bienes necesarios, al revés que estas tiendas de calle; y sus costes fijos eran muy superiores. Por eso cerraron rápidamente.

No se vio esto (repare en la fecha): http://economia.estadao.com.br/noticias/geral,o-brasil-e-hoje-a-versao-20-da-espanha-de-2003-imp-,800249

Y la suya:

“Imagina bien, hay un supermercado grande a las afueras del pueblo. Para que se haga una idea, es tan grande como dos veces un supermercado de (nombre de una cadena de grandes supermercados), o medio de (nombre de otra cadena de grandes superficies). Tiene carnicería, charcutería y un horno. Lo abrieron en 2011. Creo que tenían como objetivo ser el gran supermercado de la comarca, en la que hay otros ocho pueblos, más o menos cerca. Para encontrar otro supermercado tan grande ya hay que desplazarse a otra ciudad a una hora y media de distancia.

Sin embargo, no está teniendo el éxito esperado. Por sorprendente que parezca, cobra entre un veinte y un cuarenta por ciento más que otros supermercados del pueblo en muchos de sus productos, incluso en los de primera necesidad. Cuando llegué en noviembre de 2013, de las veintitrés cajas que tiene, solo operaban entre seis y siete. Hoy no hay más de tres cajas abiertas, con filas que no superan las dos o tres personas en las cajas normales, y cuatro o cinco en la caja de menos de diez volúmenes. Y eso que en las cajas se pagan también los recibos de la luz, del agua, alquiler, etc.

Existen otros cinco supermercados en el centro de la ciudad, tres antiguos y dos nuevos, de tamaño pequeño, con tres o cuatro cajas. De los cinco solo funcionan bien dos, del mismo dueño, los dos nuevos (uno abierto en 2008 y otro en 2014). Todos los supermercados sirven a domicilio, y además de la cajera tienen a alguien que se ocupa de meter la compra en las bolsas, uno por caja. Pues bien, de los tres supermercados más antiguos cerrará uno, y los otros dos han perdido más de la mitad de los clientes. La culpa la tiene en parte el dueño de los dos últimos supermercados que se abrieron. Para ganar a los clientes disminuyó más del veinte por ciento los precios de los productos de primera necesidad, y mantuvo el precio de los otros. Además, contrata a estudiantes por cuatro horas para que metan la compra en las bolsas, hagan caja, repongan y lleven las compras a las casas, lo que le sale más barato. Pero también creo que tiene gran parte de culpa la crisis.

Me comenta que probablemente cerrarán los comercios pequeños de alimentación, a favor de la gran superficie, por causa de los precios. Lo cierto es que aquí eso no me parece tan claro, al margen de que los precios del gran supermercado sean más altos. Piensa que aquí la mayoría de gente tiene recursos escasos, muchas veces la pensión del padre o de la madre, de la que llegan a aprovecharse varios de los hijos, aunque sean pensiones de miseria. Pues bien, las pequeñas tiendas, las tiendas de barrio, aunque sean más caras, les fían a estas personas hasta el mes siguiente. Aunque la gente también tiene tarjeta, y la usan para pagar a plazos en otros comercios, y sacar préstamos rápidos desde los cajeros, incluso para pagar la cuenta del agua o de la electricidad a plazos. Pero compran en estas tiendas pequeñas de barrio donde tienen una cuenta abierta y les fían. Además, hay otra cosa que me sorprende, y es que la gente vive más al día, y si tienen dinero, o pueden comprar a fiado, se lo gastan sin preocuparse demasiado por el precio, mientras lo puedan pagar. Están acostumbrados a pagar a plazos aunque los precios suban más del cincuenta por ciento. Siempre lo han hecho así. Claro que existen las excepciones.

He leído el artículo que me envió con el enlace. Lo conocía porque le leo casi a diario desde hace unos seis años. Está en lo cierto en lo que decías de Brasil como España 2.0. De hecho ya han empezado los recortes. Ayer o antes de ayer leí un artículo en que decía algo así como que 'Brasil hacía recortes a lo España'. Esta semana en los periódicos de Brasil he leído los recortes que van a realizar para conseguir sesenta y un billones de reales (unos 14 mil millones de euros), para cerrar un agujero presupuestario de unos 7 mil millones. Pero como ya sé lo que ha ocurrido en España, sé que no conseguirán recaudar lo esperado, porque el consumo será menor de lo que piensan, y aparecerán otros agujeros, y aumentarán los intereses de la deuda, muy pronto si la FED sube los intereses como se está esperando. También quieren recortar esta semana diez ministerios y tomar otras medidas. Pues no les queda nada...”

Al rato me remitió otra misiva:

“Quería terminar el correo que le he enviado hace un rato con una noticia que he visto en la televisión, y que hace referencia a los supermercados en Brasil: en el primer semestre han disminuido las ventas en los supermercados en un 6'1 por ciento”

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]