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Educación; formación; cualificación

Santiago Niño Becerra - Jueves, 10 de Marzo

Hace unos días recibí un mail de un lector.“(…) En relación a su escrito de hoy, martes 26 de enero de 2016, titulado sociedad 4.0  , en el que incluía un mail de un maestro y su respuesta, me gustaría hacer algunas observaciones.

Desde luego el asunto este de la educación es uno de los más graves, por no decir el que más a los que se enfrenta el mundo ese en el que estamos entrando. Quiero aclarar que es un sector que siempre me ha inquietado porque tengo muchos amigos y familiares que trabajan en él, por mis propios hijos adolescentes y porque yo mismo fui profesor de secundaria. En su día decidí no seguir en ese trabajo, entre otras razones, porque el grado de desinterés de los alumnos, aunque comprensible entre otras cosas por el sometimiento al encierro y confinamiento, me desmoralizaba. ¡Y fue hace 18 años!. Hoy la situación es mucho peor.

El temor del maestro que le escribe de ser sustituido por las TICs, no se va a dar jamás, al menos en lo que queda de siglo, ya que la función de la escuela moderna (la de hoy día, no la de Ferrer y Guardia), no es impartir conocimientos, hace mucho que claudicó de ese fin. La escuela actual, a mayores de ejercer como guardería tiene la función de destruir la esencia humana y para eso se necesitan personas que lo ejecuten.  Lo que un niño aprende por encima de todo desde sus 3 añitos es a no moverse quedándose quitecito en su pupitre disciplinado y receptivo, no hacer nada que no le hayan mandado y a no hablar. Es decir reprime las cualidades humanas esenciales: la movilidad y por tanto la agilidad y habilidad manual, la creatividad y el dominio del lenguaje (es extremadamente preocupante el deterioro en este sentido, balbucear expresiones simples en varios idiomas no tiene nada que ver con el maravilloso uso del vocabulario para expresar ideas y emociones)

A la luz de sus libros, de sus post diarios y de la constatación de la realidad en la que estamos, todos los planteamientos que se hacen de las posibles reformas de la educación, hasta las de los más ilustres filósofos, a mi juicio están en la inopia. Eso de intentar crear un sistema educativo de excelencia como alguna propuesta de las que he oído es un error garrafal.  Y es que en esas propuestas ¿bienintencionadas?, no se tiene en cuenta la  cruda realidad en la que estamos ya,  hoy día: al margen de los manipulados datos de paro, y a la luz de la demografía en España hay unos 33 millones de personas entre 18 y 65 años, de los cuales cotizan a la SS unos 17 millones, es decir que podemos inferir que  de los niños que a día de hoy están sentados en los pupitres, casi el 50 % no va a trabajar nunca. O si seguimos su diagnóstico de la sociedad de los 3 tercios, podríamos asegurar que de esos niños, al menos un tercio no va a trabajar nunca, otro tercio  va a tener trabajos precarios toda su vida y otro tercio quizás con suerte pueda llegar a tener un trabajo medio estable. Crear un sistema educativo de excelencia, aunque sea en formación profesional, es condenar a esos niños a una vida frustrada, pues se han educado bajo unas premisas, (o promesas) que no se van a poder cumplir.

Por tanto a mi juicio, una reforma educativa acorde con los tiempos debería asentarse sobre el pilar de la autonomía personal, dejando abierta la posibilidad de que cualquiera que tenga el grado de motivación y la capacidad (actitud y aptitud), pueda acceder a una formación de excelencia. Pero lo esencial para esa mayoría es la autonomía personal:

•Que todo el mundo tenga nociones básicas de electricidad, fontanería, mecánica, etc. Para que puedan repararse las pequeñas averías domésticas o en su caso realizar una pequeña instalación.

•Que todo el mundo tenga nociones básicas de agricultura para cultivarse su pequeño huerto. Hay sistemas sumamente ingeniosos y productivos en espacios muy reducidos.

•Que todo el mundo sepa nociones elementales de salud básica, cocina-nutrición, etc.

•Desarrollar el uso del lenguaje, fomentando por encima de todo la expresión oral. Hablar  un segundo idioma está bien, pero es secundario respecto al  dominio de al menos un idioma.

•Que todo el mundo pueda autoconstruirse en base a valores no materiales: sociales, afectivos, estéticos,… fomentando la autodisciplina, la autocontención, la austeridad, el cultivo del interior, la espiritualidad, etc. Esta es la más difícil y seguramente la más necesaria. Más en unos tiempos en los que la sobreexposición mediática (nada inocente) de esos modelos sociales de éxito, tiene tan estupefactos y confundidos en cuanto a valores a los jóvenes. Lo dañinos que son esos programas en los que se exhibe con impudicia a gente guapa - rica (de esa que se ha hecho multimillonaria por dar patadas a un balón, actuar en el cine o tv,  o simplemente por estar macizo-a y haberse acostado con…) es de lo más pernicioso que en estos tiempos se pueda estar haciendo. Y contra lo que ninguna reforma educativa, por muy ilustres que sean sus promotores, nada puede hacer.

•Estaría bien no tener a los muchachos recluidos tantas horas. Supongo que dentro de no mucho, cuando por fuerza haya menos coches en las ciudades y campos, se recuperará nuevamente el espacio para las personas, para que puedan relacionarse inter-generacionalmente en plano de igualdad y libertad.

Soy consciente de que una reforma así no se hará nunca, porque el sistema no quiere gente autónoma y capaz, sino gente dependiente e incapaz, porque son mucho más vulnerables y por tanto más dóciles, disciplinados y contenidos…”

Mi respuesta fue:

“Le sugiero que lea esto:   . ¿Se imagina las posibilidades que a todos los niveles podría tener algo así?. No ahora, claro, pero si cuando hubiese evolucionado un poco. Profes particulares para enseñar lo que convenga, como convenga, en todo momento porque serán colegas; y también a quienes convenga. No, la sustitución no se producirá, pero …

Lo que Ud. apunta lo comparto, ya sabe: muy pocas personas van a ser necesarias para generar PIB; pero lo que propone: enseñar a realizar tareas básicas o no tan básicas, eso ya se halla al acceso de quien quiera: le sugiero que se de una vuelta por los tutoriales publicados en Youtube: hay de todo, y de acceso gratuito. Por otra parte la robótica, la automatización, la producción aditiva, van a resolver numerosas necesidades a un precio decreciente debido a la creciente productividad, pero si pienso que en las escuelas debería –ignoro cómo– inyectarse en infantes y adolescentes la idea de la practicidad, de la colaboración, del intercambio y de una cierta autosuficiencia. Y en relación a que una reforma así no se hará nunca … exactamente así puede que no, pero introduciendo conocimientos mucho más prácticos seguro que si”

Para meditar.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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