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La muerte económica (continuación)

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 02 de Octubre

Ayer recibí un mail de una persona que conoce en profundidad el mundo de la empresa española: este. (Como siempre no he cambiado ni una coma)

“Leyendo su artículo de hoy (por ayer), en la Carta de la Bolsa (http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/muerte_economica),  he pensado que lo que dice el que escribe sobre "La muerte económica" lo hace porque todavía no ha interiorizado los cambios que se avecinan ni los avisos que llegan sobre esos cambios.

De hecho pienso que sólo una minoría muy corta lo ha hecho, o lo ha querido hacer, y los primeros que no han entendido el cambio que nos viene son los empresarios españoles, porque todavía dirigen sus negocios con el mismo saber hacer de antaño. Las organizaciones que yo he conocido son muy lentas en avanzar. Cuando se analiza un problema, es que este ya quema, por lo cual la solución es una cataplasma. Todas las escuelas de negocios predican la dirección estratégica, pero la mayoría no la quieren adoptar, porque ello supone cambios fuertes en el modo de hacer y en la organización, y por lo que se ve a nadie le gustan los cambios.

Yo me pregunto si lo que estamos haciendo aquí (nombre de la compañía en la que la persona que me escribe trabaja), será igual dentro de 10 años, y me contesto a mí misma que si, por una razón: estamos haciendo exactamente lo mismo que hace 30 años (llevo 30 en la empresa).

El empresariado, en términos generales, sigue pendiente de la política de subvenciones, de pagar unos impuestos mínimos, de abaratar el coste de las materias primas, de la mano de obra, etc. etc. para que el beneficio neto sea el mismo vendiendo los mismos productos y pensando en clave de hace 30 años.  La falta de dinamismo y de capacidad de escuchar a los empleados con ideas y analizar cuáles serían válidas, en fin de cambiar la manera funcionarial de trabajar, los hace quedar estancados. Eso sí, se llenan la boca de que hay que hacer I+D+i.

No habrá avances en la innovación que tanto predican, sino hacen que los innovadores participen del quehacer diario, porque se habla de la innovación como si fuese una cosa etérea que se estudia y se aplica, y yo entiendo que la innovación son nuevas ideas, y ésas todavía hoy proceden de las personas humanas, y hay que arriesgar produciendo cambios”.

Pienso que no hace falta añadir comentario alguno.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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