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Papel mojado: FMI y Europa negaron los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal

Alberto Cañabate / http://www.invertia.com - Sabado, 21 de Abril

No, no y no. Los políticos locales y los funcionarios de Bruselas negaron en múltiples ocasiones que las economías de Grecia, Irlanda y Portugal necesitasen un rescate, tal y como ha acabado por suceder. ¿Será España la siguiente ficha del dominó en caer? Para Rajoy, De Guindos o Rubalcaba es algo impensable, pese al desplome de la deuda. Que tres países de la Eurozona hayan recibido financiación exterior porque los inversores ya no se fiaban de su capacidad de pago no implica, ni mucho menos, que otros como España o Italia tengan que seguir su camino. Al igual que por negar mil veces una hipotética situación no se elude sufrirla en un futuro. Pero los hechos ante todo: el bono a 10 años español ha subido al 6,1%, niveles preinyección del BCE.

La gravedad de la situación es manifiesta. España gastará este año en intereses una cifra similar a la del ajuste presupuestario que tanta polvareda ha levantado. El mercado pide más recortes y la sociedad teme el fin del Estado de Bienestar. En medio de este debate, planea la sombra del rescate financiero, algo imposible hace dos años, improbable hace uno y una posibilidad menos remota en este momento, según dice el mercado de deuda.

“Como vengan otros a hacer los presupuestos, va a ver usted lo que es un ajuste de cuentas”, le espetó Luis de Guindos, ministro de Economía, al presidente de la patronal catalana Cecot en un almuerzo reciente. “Hay medidas que no son plato de gusto para el Gobierno, pero que son absolutamente ineludibles, porque las alternativas que nos encontraríamos serían mucho peores”, reiteró.

Pese a esta amenaza, el Gobierno insiste en rechazar cualquier opción de intervención directa de la economía, algo que implicaría un ajuste mucho más severo de las finanzas públicas. Los argumentos, sin embargo, brillan por su ausencia, más allá del “España no es Grecia” y “va a cumplir con el objetivo de déficit” que pronunció el vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, la semana pasada.

No es posible rescatar a España. No se necesita, no hay intención y, por tanto, no va a ser rescatada”, dijo Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, en Varsovia el 12 de abril. El líder del PP solo ha tardado tres meses en negar la mayor. Además, pidió “prudencia, responsabilidad, sensatez y sentido común para no generar alarmas”. A cambio, ofrece la garantía de “hacer cumplir con el déficit público y las reformas estructurales”.

De Guindos desmintió a finales de marzo, una vez que había dejado de tener efecto del dinero gratis del Banco Central Europeo (BCE), que España haya pensado en recurrir al fondo de rescate europeo para pagar la reestructuración de la banca, una opción que siempre ha estado sobre la mesa ante las dudas, pertinentes, sobre de dónde provendrá el dinero para sanear entidades como CatalunyaCaixa, Banco de Valencia o NCG Banco.

El ministro fue más allá y el 10 de abril señaló que España no necesita rescate, ya que el Gobierno tiene las ideas “absolutamente claras”. Tres días antes, en una entrevista al rotativo alemán Frankfurter Allgemeine, dijo que España saldrá más reforzada “sin la ayuda exterior”. Esta filosofía la comparten el gobernador del Banco de España, que afirmó el día 10 que “ni de lejos” necesitará España un rescate, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba (“no creo que estemos al borde del rescate”) y el presidente de los bancos, Miguel Martín (“el rescate de España no es posible ni previsible”).

Deutsche Bank echa un capote esta mañana a la maltrecha Piel de Toro. El banco alemán cree que España tiene un problema de liquidez, no de solvencia, y considera viable que la deuda sobre el PIB se estabilice en el 85%, lo que permitiría llevar el ajuste sin renunciar al crecimiento. Pero nunca nada es suficiente, y la prima de riesgo, por encima de 440 puntos básicos (pb), hace bueno su propio nombre.

HASTA GRECIA NEGÓ SU CAÍDA: “GRECIA NO ES GRECIA”

El problema para los líderes griegos que negaron la intervención es que no había otra Grecia. “Grecia no es Grecia”, hubieran repetido hasta la extenuación. “España no es Grecia”, dijo el 12 de marzo el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble”. Lo mismo aseguró Jean Claude Trichet, ex presidente del BCE, el 6 de mayo de 2010, a lo que añadió que la suspensión de pagos del país heleno no era una posibilidad. La realidad es que los acreedores de Grecia han perdido alrededor del 70% de su inversión.

“No hay posibilidad de que Grecia entre en default”, expresó también Oli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el 15 de abril de 2010. Antes, el 12 de diciembre de 2009, el que era el primer ministro griego, Georges Papandreou, rechazó la mayor y añadió que no entraba dentro de sus planes pedir ayuda al FMI. Al menos reconoció que los problemas eran “graves” y los desafíos “enormes”.

El 23 de abril de 2010, Atenas solicitó la activación de la ayuda de la UE y el FMI por “imperativo nacional” (se le ha concedido más de un cuarto de billón de euros en dos rescates). Un año más tarde, el Ejecutivo heleno (“no manejamos esos escenarios”), el BCE, Austria, la Eurozona o el FMI negaban de forma tajante una reestructuración de la deuda que al final ha sido inevitable. Ahora, la duda es si Grecia necesitará un tercer rescate. Lucas Papademos, actual primer ministro, abrió la puerta el 30 de marzo.

EL TIGRE CELTA SUCUMBIÓ AL ESTALLIDO DE LA BURBUJA

Una vez que Grecia estaba bajo el “férreo” control comunitario –férreo entre comillas, ya que los Gobiernos electos de Atenas y Roma cayeron a mitad de noviembre de 2011 a petición de Bruselas-, las miradas se dirigieron a Irlanda. El 22 de noviembre de 2010, el “Tigre Celta” pidió 80.000 millones de euros para reparar sus finanzas públicas, muy mermadas por la quiebra de sus principales entidades financieras. Pero antes…

El Estado está bien financiado hasta junio del próximo año, tenemos reservas sustanciales, por lo que el país no está en una posición en la que se requiera en modo alguno solicitar la activación del fondo”, dijo el 10 de octubre de 2010 el ex ministro de Finanzas de Irlanda, Brian Lenihan. “¿Por qué solicitarlo en estas circunstancias? En mi opinión, no tiene ningún sentido. Enviaría una señal a los mercados de que no estamos en posición de gestionar nuestros asuntos por nuestra cuenta”, añadió.

El 11 de noviembre, el Ejecutivo de Dublín insistía en que no necesitaba ayuda económica para salir de la crisis, a pesar de que la prima de riesgo alcanzaba niveles récord y de que Reuters publicó el 25 de octubre que el país estaba en conversaciones para recibir un fondo de emergencia. El día 15, Dick Roche, secretario de Estado irlandés para Asuntos Europeos, admitió negociaciones, aunque negó que se hubiera hablado de un “rescate”, palabra maldita.

Si un rescate es una tragedia para un país, una segunda ayuda es ser Grecia. Y no hay peor ofensa en los tiempos que corren que ser como una nación que es cuna de la civilización occidental. “Categóricamente, no habrá un segundo rescate el año próximo” (Michael Noonan, ministro de Finanzas el 31 de mayo de 2011); “no tenemos previsto entrar en un nuevo programa” (Lucinda Creighton, secretaria de Estado para Europa, el 16 de febrero de 2012). En esas también está el primer ministro irlandés, Enda Kenny.

PORTUGAL Y SU “SAUDADE” DE TIEMPOS MEJORES

El tercer país en “caer” de la Eurozona fue Portugal, que ahora mira con gran celo el deterioro de la economía de España, su principal socio comercial. De hecho, algunos informes apuntan a que una contracción severa del PIB español podría derivar en un segundo paquete de rescate para Lisboa o, incluso, en una reestructuración de la deuda como la que ha vivido Atenas.

El 6 de abril de 2011, José Socrates, ex primer ministro portugués, claudicó y solicitó el dinero del fondo de rescate (78.000 millones), ya que el 23 de marzo el parlamento le “tumbó” unas medidas de austeridad dirigidas a reducir déficit y calmar a los inversores. Al final, el país de Fernando Pessoa siguió los pasos de Grecia e Irlanda, pese a que durante meses los políticos se dedicaron a desmentir cualquier posibilidad. Por aquel entonces, el bono a 10 años luso estaba ligeramente por encima del 6%.

Portugal “no necesita la asistencia de nadie”, manifestó Sócrates a la prensa el 20 de noviembre de 2010, poco después de que Irlanda asumiese su destino. El 15 de ese mes, el ex ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, aseguró que el país se seguiría “financiando en los mercados”. El 11 de enero, Sócrates dijo que Portugal tenía los “medios para resolver sus problemas”. “No tenemos la intención de recurrir a la ayuda de la Unión Europea”, afirmó el 14 de enero este político con “aroma griego”.

Ni la bola de cristal del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, funcionó en el caso de Portugal. El 24 de noviembre de 2010, dijo que quienes hablan de un contagio a otros países de la zona del euro no lo hacen en base a “razones económicas sólidas”. Van Rompuy destacó los planes para reducir déficit y el bajo nivel de la deuda lusa, argumento que también esgrimen los que rechazan un rescate español.

Jose Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, negó dos días más tarde que la UE estuviera “cocinando” un rescate para España o Portugal. “No se ha mencionado, no se ha solicitado y no se ha ofrecido”, expresó. Ese mismo día, el que fuera presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, salió a la palestra para desmentir cualquier ayuda exterior. La prima, entonces, era de 260 puntos.

“Es diferente de Grecia. Pero si los mercados decidiesen poner esto a prueba, el bajo crecimiento crónico, una pérdida drástica de competitividad y el alto nivel de endeudamiento público y privado son las debilidades que rápidamente podrían anular esa protección de ser diferente”. Este artículo de la revista The Economist de abril de 2010 se refiere a Portugal, pero podría aplicarse a más de un país de la Eurozona.

 




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