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COACHING

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 16 de Noviembre

Por lo que parece y se dice, si Uds. no han pasado -o están pasando- por un proceso de coaching o no han tenido -o tienen- un coach, siento decirles que no están a la última, porque hoy, el coaching es la quintaesencia en los temas de formación. (Este es el motivo por el que no he escrito el palabro en cursiva).

Hacia 1990 fue cuando el tema vio la luz, en USA, ¿dónde si no?. En esos años alguien convenció a otro alguien de que seríт­a deseable que alguien contase con un tutor que tutorizase cómo hacíт­a lo que hacíт­a, a fin de que lo hiciese mejor y dicho y hecho, el asunto comenzó a extenderse por el mundo mundial; y tanto se ha extendido y popularizado que hoy hay compañíт­as de coaching que está facturando más de 3.500 dólares USA por coach y díт­a, a las compañíт­as que contratan sus servicios de coaching.

Yo tengo el placer de conocer a una persona que ha tenido la suerte de participar activamente en varias sesiones de coaching, sesiones orientadas a un grupo de trece profesionales que, obviamente, desempeñan su función en la misma compañíт­a, sesiones diseñadas para que percibiesen el ámbito exacto de sus competencias, competencias que, en bastantes ocasiones, dan lugar a puntos de contacto entre esas y esos profesionales. Enterado de que esa persona habíт­a finalizado recientíт­simamente un proceso de coaching, le he preguntado por su experiencia. Lo que sigue son sus opiniones.

Esta persona, una reconocida profesional en su campo, me dijo que, a nivel global, el esfuerzo realizado para asistir y participar en las sesiones (en total, 30 horas efectivas) no compensó lo obtenido en el proceso; ¿por qué?, pues porque el énfasis puesto en analizar las funciones desempeñadas por todos los participantes -trece, recuerden-, excedió la importancia del encaje de las funciones de dichos participantes en su díт­a a díт­a. También me dijo que una de sus subordinadas participó en las sesiones y que ni la persona que me ha comentado su experiencia, ni su subordinada, han apreciado mejoras en el desempeño de las funciones realizadas por ésta.

Insistió en que el objetivo de aquel coaching: "colocarte en el sitio que estás", "entender mejor", "organizarte conociendo mejor la estructura", no se habíт­a conseguido; aunque también me dijo que síт­ fue productiva una sesión individual que tuvo con el coach.

Por favor, no se queden con la idea de que considero inútil el coaching; seguro que en según qué casos, para según qué personas y en según qué tipo de organizaciones y de actividades puede funcionar muy bien; la idea en la que se basa el coaching -sacar lo mejor de uno mismo en relación al entorno en el que se halla- no es mala ... ni nueva: ¿qué, si no coaches, eran los preceptores romanos que educaban a sus pupilos -que podíт­an ser hombres hechos y derechos- en aquellos díт­as del Imperio?. Lo que, entiendo, no es procedente, es elevar a la categoríт­a de norma algo que es más particular que general.

De todos modos e independientemente de mi opinión, ya saben: lo que se lleva es el coaching; asíт­ que ya pueden ir poniendo a sus hijos un coach a fin de que les asesore sobre la mejor decisión que pueden adoptar en su próxima visita a esa tienda de chuches que tan asiduamente frecuentan.

 

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.


@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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