{mosimage}Metrovacesa emitirá mañana un comunicado respecto a la opa parcial sobre el 20% hecha por su socio catalán de referencia Sacresa. Al cierre ha perdido un 2% tras los excesos de ayer, un dato a considerar. Se mantiene, no obstante, la expectación, hasta lo que diga el consejo. Mientras, los analistas mantienen sentimientos enfrentados. Unos dicen que se trata del abrazo del oso, que la catalana Sacresa quiere más poder. Otros, que las hostilidades no irán a mayores. En cualquier caso, las valoraciones de Metrovacesa han saltado por los aires y los analistas, una vez más, esconden sus lápices. Importante, asíт­, el olfato que manifieste el mercado a partir de ahora, porque la Bolsa es soberana. Por lo pronto, hoy ha bajado el 2%.

El grupo Sacresa, que posee cerca de un 24,3% de Metrovacesa anunció ayer una opa sobre el 20% de la inmobiliaria a un precio de 78,1 euros por acción. Es intención de Cresa Patrimonial, el mantener una líт­nea de continuidad respecto de la actividad desarrollada por Metrovacesa, asíт­ como mantener a la presidencia de la sociedad y al actual equipo gestor, dice la inmobiliaria, que resalta que la operación no ha sido pactada. La oferta valora Metrovacesa en cerca de 8.000 millones de euros. Cresa añade que pretende tener en el consejo la representación proporcional que le corresponde con la nueva participación.

La historia de Sacresa y de Metrovacesa es una vieja historia de amor, con encuentros y besos robados, furtivos. La operación anunciada ayer terminará en boda o en el inicio de un divorcio en toda regla, que es lo que manifiestan los expertoss. Sacresa quiere optimizar todo su fabuloso patrimonio, pese a ser una empresa popularmente desconocida, y la mejor fórmula es la de consolidar su dominio en la ficha bursátil de Metrovacesa. A su vez, Metrovacesa saca pecho, destierra las tesis cicateras de los analistas, que la consideraban muy cara, y avanza hacia mayores objetivos en términos de capitalización y de generación de beneficios.

Sacresa, además, elimina de un plumazo cualquier supuesto problema generacional. Por ejemplo, que los descendientes del catalán Román Pons Sanahuja no quisieran, un suponer, seguir con el negocio del progenitor. No hay mejor fórmula para el reparto de herencias que la liquidez y la Bolsa es líт­quida por definición. La mayoríт­a, no obstante, señala que la operación es hostil, algo que no cuadra con las afirmaciones de Sacresa de que mantendrá el equipo gestor.