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EN LA BOLSA DE AHORA, LAS MATEMÁTICAS NO SABEN DE GEOGRAFÍA NI DE EMPRESAS

Moisés Romero - Lunes, 18 de Septiembre
sietecabezas La gestión alternativa a la tradicional se impone manu militari entre los principales estrategas del mundo. Fórmulas matemáticas que combinan la volatilidad de los índices con el desarrollo de tendencias lo impregnan todo. Como si se tratara de una gran noria que nunca se detiene, los potentes ordenadores de las princiaples gestoras rastrean día y noche, sin descanso todos los mercados del mundo. Los ordenadores no saben de áreas geográficas. Es más, desconocen la actividad de las empresas, incluso sus nombres y apellidos, en las que fundamentan sus posiciones (subyacente). Sólo atienden las tendencias, aunque la pregunta es quién diseña y desarrolla las tendencias ¿acaso no son ellos mismos, estos monstruos de siete cabezas? Por eso, los fundamentos económicos, con frecuencia, van por un lado y los mercados por otro. Por eso, el viernes pasado, día de la triple hora embrujada, las máquinas diabólicas dispararon contra todo lo que se movía.

Uno de los principales gestores de fondos de la Bolsa española nos cuenta, de manera escueta, que su gestora sólo invierte en índices, sin distingos de valores, sectores o áreas. "Atendemos a las tendencias del momento y buscamos siempre el lugar más idóneo para arbitrar en poco tiempo, sea en Wall Styreet, en Singapur o en Tokio. En mercados estrechos y poco dinámicos como la Bolsa española ésta es una misión casi imposible. Por eso apenas faneamos en estas aguas".

Esta perorata es frecuente entre los principales gestores del mundo, porque la tendencia secular en este negocio, como en otros, es copiar a los demás, subirse al mismo carro. De este fenómeno se extraen conclusiones importantes. Por ejemplo, el divorcio que se da frecuentemente entre los fundamentos económicos y la evolución de las Bolsas o, también, el desapego de los índices bursátiles a las noticias empresariales. Se trata de una ceremonia matemática que no tiene sentimientos, porque sólo atiende volatilidad de tal modo que a mayor volatilidad mayores ganancias, o pérdidas, que también las hay y muy sonadas (LTD y la crisis rusa, por ejemplo).

La volatilidad del mercado, medida a través de índices como el Vix del S&P 500, el Vdax de Fráncfort o el Vstoxx, que refleja la evolución de la volatilidad en el Euro Stoxx 50, despertó hace tiempo, concretamente el 9 de mayo, después de más de dos años en el limbo. La Bolsa europea convive, desde entonces, con la prima de riesgo más elevada desde octubre de 2004. En Wall Street la volatilidad está en el nivel más alto desde octubre de 2005.

Conforme pasa el tiempo, aumenta el número y volumen de carteras gestionadas que se fijan un objetivo de rentabilidad con un nivel máximo de pérdida o lo que es lo mismo, con una volatilidad máxima. Dicen los teóricos que cuando aumenta la volatilidad es aconsejable tomar una posición más defensiva, huir de los sectores más cíclicos y ser más selectivo, pero lo normal es que los gestores hagan, confundidos por el propio mercado, lo contrario.

Además, está demostrado que cuando los mercados tradicionales van bien, la gestión tradicional pierde todo  su atractivo, pero lo gana cuando aquéllos van peor. Por eso, los gestores de fondos apalancados, de hedge funds, se animan, se frotan las manos, cuando el escenario en que desarrollan su actividad las Bolsas es de mayor incertidumbre.

Gracias a este incremento en los niveles de volatilidad, el índice CSFB Tremont, que mide la rentabilidad media de los hedge funds, acumula una rentabilidad del 6,29% en los siete primeros meses del año frente al 1,5% que gana el Euro Stoxx 50 en el mismo periodo. Todas las estrategias que utilizan los gestores de estos fondos están en ganancias este año. Algunas como el arbitraje con convertibles, que el año pasado lo hicieron muy mal, ganan por encima del 7%.

El viernes pasado asistimos a una lección magistral de este fenómeno. Vendrán más. 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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