La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

APRENDER DEL PASADO, AHORA QUE TANTO SE HABLA DE TIPOS

Moisés Romero - Miercoles, 13 de Septiembre tipos_h
Ahora que tanto se habla de los tipos de interés en el mundo, sobre los suelos y techos de los mismos, en Estados Unidos, Europa, Japón y China, ahora que tantas extrapolaciones se realizan con los índices bursátiles según los tipos de interés reales, viene al recuerdo lo sucedido en épocas anteriores. Por ejemplo, en 1994, el último gran ciclo alcista de tipos, la Fed comenzó a encarecer el precio del  dinero desde el 3% en enero hasta el máximo del 6% al año siguiente. La Bolsa, tanto en EE UU como en Europa, interrumpió el festival alcista que mantenía y el Dow Jones comenzó a ajustar posiciones a la baja, a corregir posiciones anteriores. La recuperación del terreno perdido volvió justo cuando los tipos se estabilizaron. Así el Dow Jones pasó entre diciembre de 1994 y diciembre de 1995 de 3.600 puntos a más de 5.100. El resultado final es que, en enero de 1996, los tipos de interés eran prácticamente el doble que dos años antes y la Bolsa había terminado subiendo más de 41%.

Los expertos más fríos señalan que en la actualidad no puede descartarse algo parecido, aunque los tiempos, las modas, los hábitos y las costumbres de los participantes en el mercado, también el músculo y el pulso económico, sean diferentes, como diferentes son las cuantías de las subidas dado el diferente punto de partida de los índices.

Sí es válido, hoy como ayer y a buen seguro como mañana, el viejo axioma bursátil de que la expectativa pesa más que la realidad en los procesos inversores y que a partir de ahora los mercados estarán más pendientes de las expectativas de nuevas subidas de tipos. O dicho de otra manera, la tranquilidad cierta, sin sobresaltos, se instalará en los mercados cuando los inversores perciban que los tipos de interés se han estabilizado.

Son momentos, además, de pláticas y peroratas sobre el posible comportamiento de éste o aquél sector en situaciones de turbulencias de los tipos de interés. Lo más recurrente es que las subidas de tipos serán buenas para los valores financieros, para los bancos, porque tendrán más margen de beneficio a la hora de cuadrar el debe con el haber. Las estadísticas históricas demuestran, no obstante, que esto es un error.

Un error, además, antológico. Según Francois Trahan, analista de Bear Stearn, que ha estudiado el comportamiento de los mercados desde 1970, los valores financieros caen un 1,4% en tasa anualizada cuando los tipos han iniciado el movimiento alcista y así se mantiene en el tiempo. Mientras, en los meses en que bajan los tipos estos valores suben el 10,5%.

Números tan concluyentes como éstos deben hacer reflexionar a los actores en el mercado sobre los diferentes cantos de sirena que se escuchan al paso por las costas pobladas de las Bolsas respecto a la bondad o maldad del alza o baja de los tipos de interés sobre los diferentes sectores cotizados. Cada día tiene su afán, cada época su distintivo. Sí puede asegurarse que tipos bajos alivian las cargas financieras de las empresas endeudas, y al revés. A partir de ahí, que cada uno busque entre las empresas las singularidades de sus balances.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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