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GANA EL NO Y VUELTA A LOS FUNDAMENTALES

Moisés Romero - Lunes, 30 de Mayo
{mosimage}Hace una semana destacábamos desde aquí­ el sentimiento generalizado de que un resultado negativo a la Constitución Europea en el referéndum que se celebró ayer en Francia podrí­a ser un serio problema polí­tico para la Unión Europea y un paso atrás en el proceso de integración económica. La mayor parte de los analistas consideraban antes del evento que un NO francés a la Constitución podrí­a entenderse, además, como un rechazo a la polí­tica de convergencia fiscal en la Unión Europea. Las dudas sobre el proceso de convergencia provocarí­an también, una mayor diferenciación en el mercado entre los tí­tulos de deuda de los distintos paí­ses miembros de la UE. En fin, para echarse a temblar. Ganó ayer el NO. La respuesta ya.
¿Qué harán las Bolsas si triunfa el NO, cuál será su comportamiento si se impone el SÍ en el referéndum francés sobre la Constitución Europea? Estas dos han sido las preguntas de moda en los cí­rculos financieros y bursátiles más dinámicos durante los últimos dí­as. La respuesta de los sabios es la clásica, que los mercados son soberanos y que siempre tienen la razón. Es decir, que hagan lo que hagan estará bien hecho. No hay vuelta de hoja, claro. Antes de conocerse el resultado, los analistas señalaban que lo normal, empero, es que se impusiera el sentimiento negativo si triunfaba el NO, como ha sucedido, y que sufrieran las Bolsas un correctivo del orden del 5%. Añadí­an que tras el bajón que se espera, alguién dirá, después, que el mundo sigue y de nuevo se recompondrá la tendencia de fondo.

En los últimos dí­as se ha mentado mucho la bicha del NO. Prodi, expresidente de la Comisión Europea, ha llegado a decir que un NO desde Francia llevarí­a a una parálisis como poco y que el riesgo afectarí­a a la posibilidad de una vuelta atrás del Proceso de unificación. Un miembro destacado de la Comisión Europea habló hace poco de catástrofe si Francia da la espalda. Hay más, la oposición alemana parece a punto de definirse en contra del Proyecto de Constitución, valorando que se deberí­an dar más contrapartidas a Alemania, pero el actual gobierno alemán tiene mayorí­a para que lo aprueben las Cámaras.

Obviar la reacción inmediata de los mercados a los resultados de ayer en Francia es algo así­ como esconder la cabeza debajo del ala. Magnificar los sucesos puede resultar, del mismo modo, peligroso, porque los mercados no suelen beber en demasí­a de las agitadas aguas polí­ticas. O dicho de otro  modo, el sentimiento que abunda en los mercados es que Europa seguirá adelante, que el tiempo apremia y que ni las industrias ni los ciudadanos se encerrarán a cal y canto en sus casas. La vida, en fin, continúa. Los matices de última hora son más coloristas que otra cosa.

Por eso, los expertos más frí­os consideran que los mercados volverán con rapidez a sus fundamentales, que son los que mayor influencia tienen en el proceso de formación de los precios de los activos cotizados. En este último caso, la pelota está ahora en el tejado de la evolución económica y de su impacto posible en los tipos de interés europeos. El presidente del Banco Central de Holanda acaba de decir que no espera una aceleración del crecimiento a corto plazo, pero que un recorte de tipos supondrí­a un riesgo para la estabilidad de los precios a medio plazo. El mensaje, por cierto, es ya habitual entre las autoridades europeas. Osea, que los tipos no bajarán. Al menos como auguran los mejores agitadores.



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Moisés Romero




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