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CHINA, TERCERA PARTE - Epíт­logo

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 30 de Noviembre

Tras estas tres entregas -ignoro si habrá más-, el resumen es simple: China es un paíт­s aún más escindido en dos de lo que se dice y afirma. Junto a zonas con un crecimiento de más del 20% anual, existen inmensas áreas que, pura y simplemente, subsisten; pero incluso en aquellas con un crecimiento disparado, las diferencias son abismales.

Paíт­s escindido en dos, con una cultura y una historia que han determinado un tipo de sociedad que ha tenido que ingeniárselas para sobrevivir mediante componendas y artimañas desarrolladas en un inamovible sistema dictatorial y represivo, que hoy se ha abierto al capital y a los negocios internacionales, pero que permanece lastrado por innumerables frenos. (Y no me estoy refiriendo ahora a las carencias en infraestructuras que China continúa padeciendo en estos momentos).

El dictamen de mi amigo es determinante: es imposible para una compañíт­a pretender tener éxito en China si no cuenta con un almacén situado en China que actúe como elemento regulador; es imposible que una empresa tenga éxito en China si no cuenta con supervisores de la propia empresa ayudados por personal chino de absoluta confianza; es imposible alcanzar el éxito en China si no se domina el idioma mandaríт­n y/o el cantonés o, cuando menos, no se cuenta con intérpretes en quienes se pueda confiar ciegamente.

Le pregunté a mi amigo qué impacto tendríт­a en China una crisis mundial seguida de una larga depresión; sin dudarlo me respondió: "Limitadíт­simo". La razón es, si se medita, lógica. En una crisis de esas caracteríт­sticas, el impacto sobre la China conectada con las compañíт­as extranjeras, basadas en China y sobre la China vinculada con el exterior, seríт­a demoledor, pero la mayor parte de China no se encuentra volcada hacia el exterior: su situación es de aislamiento.

La inmensa China rural y los gigantescos barrios de las ciudades jamás pisados por un occidental en los que todo: los talleres, las tiendas, los mercados, elaboran bienes y servicios chinos para ciudadanas chinas y para ciudadanos chinos, ni se inmutaríт­an. Le pregunté cómo era ello posible teniendo en cuenta que, de una u otra manera, las interconexiones económicas llevaban a que todo suceso influya en todo el conjunto. Me respondió que eso era cierto en un paíт­s occidental, pero no en China: las dos Chinas predeterminan una doble economíт­a, una doble realidad.

Se lo he dicho en las dos entregas anteriores y se lo repito en esta: piénsense dos veces el ir a China a hacer negocios pero, si finalmente deciden ir, organicen y aten todos los cabos de su operación: será la única manera de que no tengan sorpresas desagradables.

Como epíт­logo del epíт­logo les recomiendo un artíт­culo que pone de manifiesto todo lo que hasta ahora hemos estado comentando del gigante en estas tres entregas; fue publicado en el suplemento de La Vanguardia del Domingo de 13 de noviembre; pueden leerlo aquíт­: http://www.lavanguardia.es/web/20051113/51197486763.html, les aseguro que pone los pelos de punta.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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