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GONE WITH THE WIND

Santiago Niño Becerra - Lunes, 20 de Febrero

(Del film que da tíт­tulo a estas líт­neas no digo nada porque es más conocido que la paella).

Hoy voy a ser breve. Mi intención es -siempre lo es, pero, hoy más- plantear una idea para su reflexión. Ahíт­ va.

La Casa Blanca ha presentado los presupuestos de la república para el períт­odo 01.10.2006 - 30.09.2007. El presupuesto de gastos asciende a 2,77 billones de dólares con un incremento del 2,3% respecto al actual. El 15,86% de esa cuantíт­a se pretende dedicar a gasto militar, sin contar lo que va a dedicarse a Irak y a Afganistán, cifra que el próximo año se estima ascenderá a 0,12 billones (desde el inicio de la intervención USA en ambos escenarios, USA ya lleva gastados 0,44 billones de dólares). A pesar de ese dispendio, la Casa Blanca cree que se producirá una reducción del 16,31% en el déficit fiscal.

La manera cómo la Casa Blanca piensa conseguir cuadrar las cifras pasa por una reducción de los gastos sociales.

USA, desde el fin de la II Guerra Mundial y excepto durante la presidencia de Lyndon Johnson (1964 - 1968) y su programa The Great Society, siempre ha dedicado un porcentaje realmente reducido de su presupuesto federal a gasto social, pero las dos últimas presidencias han acelerado un proceso de reducciones en dicho tipo de gasto que comenzó Bill Clinton; proceso que, independientemente de la reducción planteada, se encuentra en líт­nea con las disminuciones ya ejecutadas o previstas, en otros paíт­ses, entre ellos los europeos.

Al margen de lo insensibles y desalmados que puedan llegar a ser los Gobiernos que plantean reducciones en el gasto social, ¿no creen Uds. que algo más tiene que influir en esa tendencia además del terrorismo y de los problemas financieros derivados de los déficts?

Piénsenlo. Es cómo si, al margen de los desequilibrios económicos globales, cómo si además de la necesidad de reducir gastos, cómo si independientemente de que la Guerra Fríт­a ya haya finalizado, el gasto social no estuviese de moda, cómo si un ?algo' que impulsaba a gastar en temas sociales hubiese desaparecido, coincidiendo con los desequilibrios, síт­, pero un ?algo' con vida propia que está embebiendo al sistema de un mensaje simple y nuevo: el gasto social, se acabó.

En cualquier caso, el gasto social que ahora conocemos es muy joven: 60 años mal contados. Si antes no habíт­a gasto social, ¿qué induce a pensar que siempre ha de seguir habiéndolo?, ¿no?


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.


@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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