La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

NO CONFUNDAS UN CENTOLLO CON UN BUEY DE MAR

Moisés Romero - Martes, 04 de Abril
{mosimage}A Coca Cola, a la otrora todopoderosa multinacional de bebidas gaseosas, le han sacado los colores los paisanos de O'Grove, porque en uno de esos anuncios estruendosos los creativos han confundido el centollo con el buey de mar, algo que no admiten los mariscadores y tampoco deben asumir los degustadores de tales manjares. Uno de estos habitantes del mar, según vimos en televisión, es más peludo que otro y éste más orondo que aquél y con tentáculos más gruesos. Un portavoz de la multinacional salió al ruedo pidiendo diálogo y comprensión, pero el edil de la localidad, una de las cunas del marisco, dijo nones y consiguió cambiar el spot, que es lo suyo. Los errores se pagan y las confusiones con frecuencia acarrean grandes males.
En la Bolsa actual sucede algo parecido. Son muchos los nuevos participantes en el mercado los que confunden los centollos con los bueyes de mar, las merluzas con los chicharros, los mejillones con los caracoles y las churras con las merinas. Por eso llega luego el desamor, el desencuentro, la desconfianza en los propaladores de rumores y de operaciones fantásticas, que nunca se producen.

Con frecuencia, estos desvaríт­os se concentran más en los valores medianos y pequeños que en los grandes, aunque aquíт­ también hay insistencias y empeños desafortunados, meteduras de pata sonadas. La acuñación que los viejos inversores de la Bolsa de Bilbao hicieron del término chicharro para definir valores despreciables, de bajos fondos y peores expectativas, se ha popularizado de tal modo que incluso ha cambiado de sesgo. Tal es asíт­, que  en la Bolsa actual existen verdaderos profesionales del chicharro, con rendimientos espectaculares.

Pero son los menos. Además, cuando un inversor, operador, especulador o participante en el mercado queda atrapado en la red de un chicharro lo normal es que deje muchos euros en el empeño arduo y difíт­cil de poder liberarse de las ataduras. Es más fácil especular, comprar y vender, entrar y salir, en los grandes valores y además, con menor riesgo, porque la liquidez es mayor.

Viene a colación el caso tras el análisis de la evolución y comportamiento de los valores cotizados en la Bolsa durante el primer trimestre. De nuevo saltan a las primeras posiciones por rentabilidad acumulada valores de segunda y tercera división. Pero a diferencia de ciclos anteriores, también en el ránking de perdedores aparecen chicharros que antaño hicieron las delicias del gran público.

Se observa, por tanto, un cambio incipiente en la percepción que muchos actores tienen de los valores medianos y pequeños. La actual muy bien podríт­a ser una de esas fases del ciclo bursátil en la que lo normal es quedarse colgado de la brocha.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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