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BRAUN GmbH

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 31 de Mayo

(Parece que continuemos con lo de ayer, pero no).

Ya lo sabrán todos Uds.: la compañía Braun, cuya propietaria es Gillette, propiedad, ésta, de Procter & Gamble (¿quién será la que le absorba a ella?), ha anunciado el cierre de la única fábrica con que contaba en el reino, la situada en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat, una planta que, cuando hace casi 45 años fue construida, se encontraba en las superafueras de un pueblo formado por casas individuales (pocas) y las primeras torres-colmena de las muchísimas posteriormente levantadas -Esplugues, Cornellá, Sant Boi, l’Hospitalet- en las que fue colocada la emigración que conformó la mano de obra que contribuyó al crecimiento industrial de la comarca del Baix Llobregat, planta que, hoy, se halla en el puro centro de Espulgues.

 

El cierre de esta fábrica -690 empleos fijos, 80 eventuales, 1.500 indirectos- representa la quintaesencia, el ejemplo más palpable, de esa cosa llamada globalización. Se lo explico.

 

La planta de Braun en Espulgues está especializada en pequeños electrodomésticos de bajo valor añadido, lo que es igual a beneficios reducidos, aunque -puede- que a márgenes unitarios muy elevados. El hecho es que a pesar de que en los últimos años la actividad de Braun en el reino ha arrojado beneficios (la casa central dice que la planta de Esplugues, no), de que la matriz no se ha quejado de la baja productividad del factor trabajo empleado y de que la conflictividad laboral ha sido nula, la alta dirección de esa matriz ha decidido cerrar la fábrica a fin de… reducir costes, trasladando la producción a China y a los PECOS. ¿Por qué?

 

Pues porque resulta que hoy es absolutamente imprescindible que exista una correlación entre ‘Valor Añadido’ y ‘Costes ocasionados para generarlo’, y resulta que en Esplugues, con independencia de los beneficios que la planta pudiese producir, con independencia del margen neto que pudiera generar, su ‘valor’ y sus ‘costes’ han dejado de estar relacionados porque… en otro lugar pueden volver a estarlo.

 

Braun podía haber optado por incrementar la productividad brutalmente en su planta de Esplugues a base de realizar inversiones astronómicas y dedicar esa productividad extra a reducir los costes de producción, pero, al margen de que ello habría dado lugar a una reducción de plantilla salvaje, la pasta que esa inversión hubiese costado y los gastos que su puesta en marcha hubieran supuesto, no hubieran venido compensados por el valor añadido generado por unidad producida -segundo principio que en la globalización debe ser cumplido-. En China, por ejemplo, por mucha menos pasta y con muchos menos esfuerzos, puede Braun cumplir esos dos principios en relación a los bienes fabricados en Esplugues.

 

Esto, en el fondo, es como la mujer del Cesar, que, además de ser honrada, debe parecerlo. No basta con tener una alta productividad, además, de entrada, los costes de producción deben guardar una relación muy concreta con los cacharros que se fabrican. ¡Pues vaya!; como decía aquel: ‘además de puta pagar la cama’.

 

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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